|
Gioconda Belli con el agente de la CIA Carl David Goette-Luciak durante el derrotado "golpe suave" de 2018 en Managua.
|
Por Jorge Capelán
managuaconamor.blogspot.com
En un ejercicio
fútil de negación de la realidad, la “feminista” escritora
Gioconda Belli produjo en Confidencial, la web de la familia Chamorro,
un curioso
alegato en contra del derecho de las mujeres a la participación
política. "Por supuesto que estoy de acuerdo con que deben
existir mujeres en las estructuras electorales, pero demandar un
50-50 en términos de representación de género es una medida
artificial que supone una realidad distante a la nuestra",
escribe Belli.
Antes que nada
aclaremos un par de cosas sobre el tema: Esta
semana, la Asamblea Nacional sometió a Comisión una iniciativa
de reforma de la Ley Electoral que, entre otros aspectos y siguiendo
lo establecido en la Reforma Constitucional de hace 7 años, en 2014,
busca desarrollar la “equidad de género de los miembros del
Consejo Supremo Electoral, consejos departamentales, municipales y
Juntas Receptoras de Votos en todos los cargos de elección popular”.
Esto significa que una de las propuestas busca que las mujeres sean
el 50% de todos los funcionarios electorales.
Aunque la reforma
enviada a Comisión contiene varios otros elementos, entre ellos
provisiones para combatir el transfuguismo y para evitar el
financiamiento electoral ilegal de potencias extranjeras, el
argumento común entre los partidos de oposición en contra de estas
reformas ha sido que las disposiciones para garantizar la equidad de
género serían una movida de alguna manera "injusta" hacia
ellos.
¿Injusta? ¿cómo?
Si la oposición de Nicaragua tuviera un verdadero arraigo popular no
tendría el menor problema para presentar 50% de mujeres, tanto entre
sus candidatos como entre sus funcionarios electorales. Al fin y al
cabo, un pretendido movimiento feminista se ha presentado como uno de
los pilares de esa oposición, al menos en la cobertura de los medios
occidentales durante el derrotado intento de golpe de 2018. ¿No será
que ese supuesto movimiento “feminista” opositor al gobierno en
realidad no es nada más que una ficción propagandística para
legitimar un movimiento antipopular, reaccionario y antidemocrático?
Según Belli, tanto
el presidente Daniel Ortega como la vicepresidenta Rosario Murillo,
es decir “la pareja Ortega-Murillo” (ese es el estilo usado por
la oposición para personalizar la política en Nicaragua y negar que
el sandinismo es un movimiento de masas con un amplísimo apoyo de la
sociedad) manipulan al Foro
Económico Mundial,a la Unión
Interparlamentaria Mundial
y
a la ONU
con estadísticas falsas sobre la participación de las mujeres.
Belli reconoce que
hay muchas ministras mujeres en el gobierno sandinista, pero solo son
“fichas” de Ortega-Murillo. Sea esto cierto o no (que no lo es),
cabe preguntarse ¿qué es lo que hace que “Ortega-Murillo” sean
capaces de poblar todo su tendido electoral de “fichas-mujeres”
mientras que la oposición no es capaz de hacerlo? ¡Menuda teoría
de la conspiración!
En Nicaragua, el
58.82% de los ministros son mujeres, y ocupan puestos de los más
importantes: Gobernación (Interior); Salud; Educación; Economía
Familiar, Cooperativa, Asociativa y Comunitaria (un sector
estratégico, que hoy en día está llevando el peso de la economía
del país); Medio Ambiente y Recursos Naturales, sólo por nombrar
unos pocos ejemplos. Nicaragua
es de hecho el país con mayor representación de mujeres a nivel
ministerial del mundo. En lo que respecta a otros organismos del
Estado, por ejemplo, la Procuraduría General de la República está
a cargo de una mujer, como también lo está el Instituto
Nicaragüense de Turismo, otro sector estratégico para la economía.
En lo que respecta a los gobiernos municipales, además de las
decenas de alcaldesas a lo largo y ancho del país, se debe mencionar
a la popular Reyna Rueda, cabeza del gobierno municipal de Managua..
Según Belli, estas
ministras y dirigentes “son tan poco relevantes que la población
ni siquiera sabe cómo se llaman”. Hmm… sería interesante hacer
el experimento de grabar un paseo de la popular alcaldesa de Managua
Reyna Rueda, por el Mercado Oriental, el más grande a cielo abierto
de la región y compararlo con otra grabación de un paseo por el
mismo lugar de… la propia Gioconda Belli –o de cualquiera de sus
mujeres secuaces de la derecha golpista de Nicaragua. Estas últimas,
que cuando no están de paseo por el exterior solo frecuentan los
centros comerciales de alta gama de la capital, sí que son totales
desconocidas para el pueblo nicaragüense.
¿”Fichas”?
¿Engaño? Hasta
el 2019 fueron entregados títulos de propiedad a más de 138 mil
familias en el campo y la ciudad. El 55% de las personas a cuyo
nombre están esos títulos son mujeres. No es invento. Ahí están
las propiedades, ahí están los títulos, y ahí están las mujeres.
Si esas mujeres son “fichas de Ortega”, pues hay que reconocer
que “Ortega” tiene muchas “fichas” en Nicaragua... y por muy
buenas razones. ¿Cómo se construyen 18
hospitales que todo el mundo puede ver y utilizar, pero que según
personas como Belli deben ser de utilería? ¿Y casi 180 casas
maternas? ¿Y cerca de 60 comisarías
de la mujer reinauguradas hasta el momento?
Dice Belli que la
reforma se aprobará “sin consulta y siguiendo órdenes 'de
arriba'”. ¿Sin consulta? ¿Órdenes de arriba? Veamos:
-
Para las
elecciones del 2006, que le dieron la victoria al Frente Sandinista,
una de las promesas del actual presidente Daniel Ortega fue la de
tener un 50% de mujeres en su gabinete, y se fue trabajando para
cumplir esa promesa desde el primer momento. Esto no es nada
extraño, ya que la igualdad entre el hombre y la mujer forma parte
del programa histórico del Frente Sandinista formulado ya en 1969.
-
La Ley
de Igualdad de Derechos y Oportunidades de febrero de 2008 (es
decir, aprobada con votos de la oposición ya que en aquel momento
el Frente Sandinista tenía un gobierno de minoría) establece en su
Capítulo II la participación proporcional de hombres y mujeres en
todos los cargos de elección.
De las
actas de los debates sobre esa ley (y de los artículos 8 y 9,
que son la base de las actuales reformas a la ley electoral) se
desprende que existió consenso de todos los partidos, incluso del
MRS al que pertenece Gioconda Belli. Ahora resulta que la misma
oposición se opone a lo que una vez apoyó. En realidad, lo que
dicen es que una cosa es apoyar la igualdad de la boca para afuera y
otra muy diferente es practicarla.
-
Esta
disposición fue especificada en aun mayor detalle en la
reforma a la Constitución del año 2014, en los artículos 131
y 178. Las reformas establecen el principio del 50% de
representación para la elección de diputados ante la Asamblea
Nacional, diputados al parlamento centroamericano, concejales
municipales, concejales regionales, alcaldes, vicealcaldes,
etcétera.
Hay que decir que
desde entonces a esta parte el único partido que ha sido
verdaderamente consecuente en honrar estos principios establecidos en
la Constitución y la ley ha sido el Frente Sandinista, que antes y
después de 2014 en las elecciones lo ha puesto en práctica. Ahora,
para las elecciones del 2021, simplemente se trata de reglamentarlo
en la ley electoral pero también de profundizar ese principio
exigiendo, por ejemplo, que hasta los funcionarios electorales de los
partidos sean en un 50% mujeres.
Hasta aquí las incongruencias del planteamiento de Belli parecen evidentes.
Sin embargo, lo
verdaderamente bochornoso de la posición de Gioconda Belli no son la
negación de hechos comprobables establecidos en múltiples
instancias internacionales sobre la participación de las mujeres en
Nicaragua, y ni siquiera la extraña teoría de la conspiración
según la cual la pareja presidencial habría de alguna manera
manipulado a esas mismas instancias con datos falsos. Lo
verdaderamente bochornoso es su argumentación “feminista”.
Según Belli, las
mujeres nicaragüenses (parece que incluso ni siquiera las mujeres
francesas, una referencia que no queda muy clara en su artículo) no
pueden participar en la política porque:
-
“Cargamos
la total responsabilidad de las funciones de cuido dentro de
nuestras familias y hogares”. “¿Cargamos?” “Aramos”, dijo
el zancudo parado en el lomo del buey. La señora Gioconda Belli
tiene demasiado dinero como para andar preocupándose por asumir
responsabilidades domésticas de tipo alguno, y por eso se cree con
derechos de participar en la “vil política”, algo vedado a las
féminas del vulgo. ¿Se nos escapa algo o detrás del punto de
vista de Belli se esconde una clara perspectiva de clase?
-
Las labores
domésticas, según Belli, “han impedido y truncado en muchos
casos, la educación de la población femenina”. Elegante manera
de llamar noche a una oscuridad de siglos que por suerte ahora en
Nicaragua está empezando a llegar a su fin gracias a las políticas
sociales del gobierno sandinista. Claro, eso Belli no lo puede
reconocer en público.
-
“Hay muchas
jóvenes en las universidades, pero pocas de ellas, después que se
casan y tienen hijos, pueden acceder a puestos de trabajo que les
demandan ausentarse de sus casas de 8 am a 5 pm.” No hace falta
haber ido a la universidad, miles y miles de mujeres en Nicaragua
trabajan en horarios muy duros y tienen que mantener a sus familias.
De hecho, son la mayoría de los principales sostenes de hogar hoy
en día – sin que eso haga que muchas de ellas renuncien a
participar políticamente, para ello basta de muestra ver cualquier
acto de masas sandinista. Pero según Belli, fiel a su “perspectiva
de clase”, solo la “gente bien” puede llegar a ministro.
-
“Las que lo
hacen dependen de otras mujeres, familiares o contratadas, que hacen
las labores del hogar” ¿Quién le limpia y le cocina a Belli y a
sus amigas de clase alta en sus residencias en Estados Unidos y
Nicaragua, sino otras mujeres mexicanas, centroamericanas y/o
nicaragüenses?
-
Según Belli,
otro obstáculo para las mujeres es que “asumir funciones
políticas es exponerse a ser descalificada constantemente”. Muy
cierto, y si no solo hace falta ver los cientos de caricaturas del
derechista diario La Prensa de Managua dedicadas a la vicepresidenta
Rosario Murillo lo largo de los años, una verdadera colección de
la propaganda de odio político. De hecho, casi todas las ministras
sandinistas han sido objeto de las más viciosas campañas de odio
por una oposición capaz de cometer los crímenes más abyectos con
rostro angelical y cara de “yo no fui”. Nunca a ninguna mujer le
han regalado un derecho gratuitamente, las mujeres siempre han
tenido que luchar para conquistarlos, y en esa lucha por lo general
se incluye, desgraciadamente, la posibilidad de estar expuesta a
ataques vejatorios de parte de los sectores privilegiados.
-
Por último
Belli concluye que “la presente organización y cultura de las
clases políticas es adversa a la presencia femenina, de manera que
las mujeres carecen de incentivos para involucrarse”. Otra vez:
Las leyes establecen que debe haber equidad de género; el
parlamento está lleno de mujeres; el gabinete de gobierno está
lleno de mujeres; las mujeres tienen acceso a la propiedad como
nunca antes en toda la historia del país; las universidades de
Nicaragua están llenas de muchachas (por cierto, porque hoy hay
becas para miles y miles de jóvenes como jamás las había habido
antes); hay comisarías de la mujer prácticamente por todos lados;
hay más Centros de Desarrollo Infantil que nunca antes en la
memoria popular pero, según Belli, las mujeres “no tienen
incentivos” para participar en política. Por supuesto que hay
machismo, por supuesto que hay violencia y se cometen feminicidios, por
supuesto que hay embarazo juvenil, por supuesto que las mujeres
todavía asumen una carga desproporcionada en el hogar… pero
precisamente por eso es que las mujeres tienen todas las razones del
mundo para participar en política. Además, aun si solo se tratase
de escoger figuras de entre la “élite política” ¿no es acaso
importante para las mujeres el ejercer su derecho al voto y además
vigilar que el recuento de esos votos se haga de manera
transparente?
En resumen, según
Belli, mientras no exista “paridad en las labores del hogar” y
una “cultura de las clases políticas” favorable a la presencia
femenina “es una trampa política exigir que haya paridad en las
estructuras electorales" para darle lustre a la imagen que la
vicepresidenta Rosario Murillo quiere dar del país. Está claro que
a Belli lo que verdaderamente le interesa no son los derechos de las
mujeres sino “otra cosa”.
¿Trampa política?
¿O sea que la lucha de las mujeres por sus derechos los últimos 200
años solo ha sido una quimera, una pura ingenuidad, porque las
mujeres eran las que lavaban los platos y daban de comer a los bebés?
Las "sufraguettes" que a inicios del siglo XX luchaban por
el derecho de las mujeres al voto, y que por ello eran tildadas de
"locas" y otras cosas mucho peores, malgastaron sus
fuerzas. Ni hablar de Flora Tristán, la peruana fundadora del
marxismo en el siglo XIX, ni de Jenny Marx, ni de Klara Zetkin, ni de
Rosa de Luxemburgo. ¡Pobres ilusas! ¡No fueron sino víctimas de
una vil manipulación de los Ortega-Murillo!
Ni hablemos de
tantos miles de mujeres sandinistas que pusieron y ponen sus vidas al
servicio de su pueblo. Lucharon y luchan en vano. Según Belli, no
son más que "fichas" al servicio de "Ortega-Murillo".
Por supuesto, no hablemos de mujeres de probado compromiso y
trayectoria revolucionarias que, a diferencia de Belli y sus
compinches golpistas, siempre se han man mantenido fieles al Frente
Sandinista, como la vicepresidenta Rosario Murillo, la exministra de
Gobernación Ana Isabel Morales, comandantes guerrilleras como Doris
Tijerino, Gladys Báez, Leticia Herrera y tantas otras militantes.
Tampoco, por supuesto, hablemos de las mujeres jóvenes sandinistas y
revolucionarias asesinadas por los compinches de Belli en la
derrotada intentona golpista del año 2018, como las policías
inspectora Juana Francisca Aguilar Cano y teniente Zaira Julissa
López.
“No hay duda de
que la mujer nicaragüense se ha destacado por su presencia, arrojo y
energía en las luchas de nuestro país, pero este poder es moral,
más que real”, escribe Belli. Para Gioconda Belli, solo ella y sus
compinches que se pasaron al MRS y al servicio de las embajadas
occidentales bajo el estandarte de la familia Chamorro y diversas
variedades de somocismo posmoderno valen la pena. Belli, una
escritora famosa, casada en la oligarquía global de la mano del
guionista de Hollywood Charles Castaldi, desde alguna soleada playa
de California tiene derecho a reivindicar el feminismo imperial al
tiempo que le dice a la criada mexicana o centroamericana (o
nicaragüense) que le limpia su mansión, que pierde el tiempo
soñando con un país en el que las mujeres tengan títulos de
propiedad, casas maternas, comisarías de la mujer y, sí, al menos
50% en todos los puestos de elección popular y entes estatales.
Mientras tanto, las mujeres que en Nicaragua verdaderamente quieren
ser sujetas de derechos y libertades deben enfrentarse a la violencia
terrorista de gente como Belli y sus compinches.
Sería interesante
de ver cómo mecenas políticos imperiales de Belli, como la
tristemente célebre exnicaragüense Bianca Jagger, también
ingresada a la oligarquía cultural global gracias a su carrera de
groupie de un connotado Rolling Stone, justificar el discurso
"feminista" que desprecia la lucha de las mujeres por el
derecho a la representación política. Seguro que NADIE en los
círculos de la progresía imperial demócrata (en los EE.UU.) y
socialdemócrata (en Europa) se atrevería a decir en público que no
hace ninguna diferencia para las mujeres el que POR LEY tengan 50% de
representación en los ministerios, las listas electorales y la
ejecución práctica del proceso electoral en cualquier país del
mundo.
La curiosa nota de
Belli pone al descubierto la falsedad de sus poses “feministas”.
No, Belli no es una luchadora por los derechos de las mujeres y
quienes apoyan a gente como Belli en Nicaragua desde el exterior no
están apoyando ninguna causa progresista. Hace tres años, en 2018,
Belli y sus secuaces en Nicaragua se lanzaron a una intentona
golpista a base de manipulaciones, mentiras y crímenes horrendos,
como el secuestro, la tortura y la profanación de los muertos. Esa
aventura criminal intentaron venderla al exterior como algo
“progresista”, “revolucionario”, “alternativo”.
Ahora, tres años
más tarde y con un proceso electoral encima ante el que no han hecho
nada para prepararse por estar demasiado ensimismados en luchas
intestinas por el poder, los opositores dicen:
“Miren, está
chueco eso de 50-50 hombres y mujeres en la política. Nuestra
política en realidad no toma en serio a las mujeres, como tampoco
toma en serio a los pobres, ni a los indígenas. Somos el partido de
la clase oligarca que por 200 años ha considerado que Nicaragua es
una finca de su propiedad y sus habitantes meros sirvientes. Somos el
partido que desea vender el país al mejor postor. Por eso no nos
conviene que ahora nos quieran obligar a llenar de mujeres todas las
listas de las curules que pensamos ganar para aprovecharnos del
erario público, y tampoco nos conviene que nos obliguen a llenar de
mujeres poco confiables nuestras listas de fiscales en las mesas de
votación y así no logremos inventar un fraude para seguir
recibiendo plata de las ‘embajadas’. ¡Eso que quieren hacer los
sandinistas es una injusticia!”
ESE es el verdadero
mensaje de la nota de Belli. Nada que ver con los derechos de las
mujeres...