Los golpistas siguen empeñados en apostar por el extranjero y la realidad inventada. No regresan a la mesa de negociación, esperanzados en marines imaginarios y en sanciones contra el pueblo como la Nica Act.
El jueves llamaron a una huelga política que sólo fue seguida por algunas grandes empresas, los dueños de algunos centros comerciales y una minoría insignificante de comercios. A eso le llamaron "gran victoria" y luego, para ayer domingo, anunciaron una manifestación para la que no pidieron autorización y a la que no llegó nadie. En su lugar inventaron "manifestaciones relámpago" contra la "dictadura". ¿A quién creen que engañan?
Dicen que la recaudación fiscal bajó un 12.3% pero no dicen dos cosas: Primero, que fueron ellos los que obligaron a cerrar una de cada cuatro empresas con su violencia y sus tranques entre abril y julio del año pasado. Segundo, que fueron ellos los que corrieron a unos 130 mil trabajadores y le causaron al país pérdidas brutas de un 10% del PIB.
La semana pasada, el presidente de la Comisión de Economía y Presupuesto de la Asamblea Nacional, el diputado Wálmaro Gutiérrez, revelaba a Informe Pastrán que al 15 de mayo de este año, hubo una recaudación efectiva de más de 34 mil millones de córdobas 92 mil 501 millones presupuestados para 2019, totalmente en línea con la meta trazada de ejecución esperada a estas alturas del año del 37.5%.
Claramente, a pesar de la devastación del "golpe suave", la economía nicaragüense no está en crisis estructural, sino que se está recuperando de una grave recesión. En el contexto de América Latina, hablar de una crisis lleva a pensar en países como Argentina, que el año pasado sufrió una caída del 40% del PIB, una caída del 50% de los salarios, un aumento del 54% de las tasas de los servicios básicos y una relación entre la deuda y el PIB del 99,5%. Esa es una crisis, una que es una consecuencia directa de la delictiva gestión neoliberal de la economía del régimen de Mauricio Macri, protector, aliado y modelo de los golpistas de aquí.
Que a nadie le quepa la menor duda de que si los golpistas de aquí hubieran podido habrían hecho lo que Macri hizo en Argentina, con el agravante de que habrían llevado al país a la guerra civil. Pero no pudieron, ni podrán.