viernes, 19 de julio de 2019

Nicaragua celebra la victoria del amor sobre el odio

Caravana de taxistas y trabajadores
por cuenta propia con rumbo a la Plaza
a tempranas horas de la mañana
del 19 de julio.
(Foto: El 19 Digital)


Por Jorge Capelán
managuaconamor.blogspot.com

La dictadura mediática hace todo por ocultarlo, pero Nicaragua está vestida de rojinegro este viernes 19 de julio de 2019, a 40 años del derrocamiento de la tiranía somocista, cuando el amanecer con el que soñaba el comandante Carlos Fonseca dejó de ser una tentación.

El mismo Carlos en su libro "Sandino, guerrillero proletario" cuenta que un veterano combatiente del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional una vez le escuchó decir al General Sandino: “Algún día, tendrán que ser derrotados por completo los yanquis, y si acaso yo no pudiera ver ese final, las hormiguitas de la tierra me lo llegarán a contar a mi sepultura”.

Aquí estamos, las hormiguitas, y le decimos a Carlos y a Sandino: "¡Una vez más: No pudieron ni podrán!"

Este 19 de julio será el más masivo de toda la historia. Lo sabemos. Se respira en el aire.

Anoche, en todo el país se hicieron vigilias de música revolucionaria en la víspera del aniversario. Todos los años se hacen vigilias, pero las de este 40/19 estuvieron más concurridas que nunca. Y fueron más.

Hablé con la compañera secretaria política del barrio en que vivo y me dijo: "Es la primera vez que hacemos una fiesta sandinista en este parque". Se han hecho muchas actividades allí a lo largo de los años, pero nunca una fiesta revolucionaria por la noche.

Todo empezó como a las 6 de la tarde, con piñatas y música bailable. El parquecito lleno de gente y de niños. A eso de las 8 de la noche empezó la música revolucionaria: "La Consigna", "El Comandante se Queda", "A Desalambrar", "Venceremos", "Las Mujeres del Cuá", "El Tío Sam", "Que se Redamen las Copas" (sí, esa que dice 'Los soldados de Sandino / son como la maravilla / apenas les mientan yanki / como que le hacen cosquillas')... El parque lleno de gente. Hasta las 12 de la noche.

Las ventas de camisetas, gorras, pañoletas y banderas rojinegras han batido récords. Llevamos como dos semanas de escuchar música revolucionaria por todos lados: en los mercados, en los taxis, en los buses... La mejor prueba de la gran mentira que fue el derrotado golpe del año pasado.

El lunes salía de mi casa para el trabajo y me encontré con una amistad a la que tuve que cortar de las redes sociales a fines de abril del año pasado porque de la noche a la mañana empezó a postearme las más horribles acusaciones de todo tipo de crímenes de los que yo, por supuesto, no sabía nada o estaba tratando de confirmar si habían ocurrido o no, y quién podría haber sido el responsable.

Esta amistad, que yo ya había dado por perdida, me saludó con un gran abrazo, alegre de encontrarme de nuevo después de tanto tiempo, y me miró como apenada. En cierto modo, como que al fin de cuentas lo que pasó tenía que pasar para que nos diéramos cuenta de quiénes realmente somos, fue más o menos su reflexión. Mucha, mucha, mucha gente ha estado pasando por ese mismo proceso en Nicaragua. Es que toda la población fue objeto de una maquinaria criminal de guerra sicológica.

Bueno, dentro de un rato es el acto y todo el mundo, desde todos los departamentos, se dirige a la plaza, más llena a rebozar que nunca, para continuar con lo que empezaron Sandino y Carlos.