viernes, 17 de julio de 2020

1990-2020: Dos proyectos antagónicos en el campo de la Educación en Nicaragua

Arriba: Humberto Belli, ex ministro liberal que
en los años 90 mandó a quemar las cartillas de la Cruzada
Nacional de Alfabetización y en el año 2018
asistió a los terroristas que ocuparon la
Universidad Politécnica, UPOLI.
Abajo: Leonel Morales,
líder estudiantil de la Unión Nacional de
Estudiantes de Nicaragua, UNEN, que estuvo
a punto de ser asesinado por los terroristas
apoyados por Belli en esos días aciagos.

Miguel De Castilla Urbina
Julio 2020

En Educación dos son las palabras claves: Acceso y Calidad.

El acceso a la educación


Los últimos treinta años (1990-2020) son un escaparate, que pone en evidencia las diferencias entre las dos apuestas políticas en Nicaragua en el campo de la educación: la del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) y la Revolución Sandinista y la de la oposición de la derecha golpista.
Durante el período neoliberal de 1990 al 2006, el lapso entre los dos espacios temporales de la Revolución Sandinista (1979-1989; 2007-2020), los gobiernos liberales se propusieron como política pública expresa, restringir y congelar la matrícula escolar en las escuelas del estado. En un estudio que realizara el MINED, en agosto del 2007, producto de los cobros en las escuelas, alrededor de 150,000 niñas, niños y adolescentes se quedaron fuera de la matrícula escolar en el año 2006. Esta conclusión incluye que un alto porcentaje de estudiantes eran  fantasmas, puesto que la matrícula estaba alterada, siendo eso parte del negocio de la autonomía escolar como modelo corrupto.
El Frente Sandinista siendo partido de gobierno ha mostrado, emprendido y realizado lo que ningún otro partido político en la historia de la educación nicaragüense. Desde las dos Campañas Nacionales de Alfabetización en 1980 y entre el 2007 y el 2009, hasta la Universidad en el Campo, de las Universidades Públicas nicaragüenses en la actualidad. Desde la creación de la Educación Preescolar en Nicaragua en 1980, hasta la eliminación de los cobros en las escuelas en enero del 2007. Desde la creación de cuatro Universidades Públicas en los años ochenta, hasta el millón doscientos mil niños que reciben a diario la merienda escolar y que son factor fundamental de retención escolar en el presente.

La Calidad de la educación


Mientras el acceso se expresa cuantitativamente, en términos de sumas, restas y porcentajes; la calidad de la educación, siendo la calidad de los aprendizajes de los estudiantes respecto a los requerimientos sociales y del estudiante que aprende, como su nombre lo indica, es de carácter cualitativa. Lo cuantitativo es fácil de observar y medir. Fácil fue por ejemplo, seguirle la pista a los cobros en las escuelas y a su impacto en los porcentajes de matrícula en cada centro educativo o en un municipio del país. La calidad por el contrario, debido a la multiplicidad de factores involucrados en su construcción, es de difícil comprensión, interpretación y explicación.

Algunos factores, de cuyo estudio se podrían plantear hipótesis sobre la calidad de la educación de un país, son los siguientes: los docentes, los ambientes escolares y el currículo y los libros de textos.

Los docentes


Es una verdad ampliamente sabida sobre la importancia  de los docentes respecto a la educación como función social y a la calidad de la educación.
El trato y gestión de los docentes, de parte de los dos tipos de proyectos políticos que han gobernado a Nicaragua en los últimos 30 años (1990-2020), es radical y absolutamente diferente una de la otra. Dos datos: en el año 2006 el sueldo promedio de los maestros en Nicaragua era el equivalente a 80 dólares mensuales de ese año, hoy 2020, el sueldo promedio del magisterio nicaragüense es de 300 dólares. Todavía falta, pero esa cantidad es infinitamente mayor que la de hace 13 años. En el año 2006, la formación y capacitación del magisterio era un proceso fracturado y discontinuo, las Escuelas Normales por un lado y las Facultades de Educación por el otro, hoy las dos son partes de un mismo sistema de formación y capacitación.
Pero lo más importante del magisterio nicaragüense, no es que goza hoy de un sueldo digno, sino que es el fenómeno social en que se ha convertido, de un colectivo profesional asalariado, a un batallón militante digno y orgulloso de su oficio, que como tal no escuchó los cantos de sirena de la derecha golpista y por ello no cerró las escuelas en mayo 2018 y no cerró las escuelas hoy en días de Pandemia.

Los ambientes educativos


Los ambientes educativos son considerados fundamentales para la elevación de la dignidad de la educación y en ella la del magisterio y los estudiantes.
En trece años, entre 2007 y 2020, toda la infraestructura escolar del país o ha sido reemplazada en su totalidad o ha sido reconstruida. Igual que los edificios del sistema de salud pública, los de la educación pública, urbana y rural, han sido remozados y en muchos casos hasta en dos oportunidades durante el periodo. En todas las cabeceras departamentales, los grandes Institutos Nacionales han sido totalmente reconstruidos.

El currículo y los libros de texto


Desde el año 2007 inició el proceso de transformación curricular. A partir del año 2009 el nuevo currículo de la Educación General Básica comenzó a implementarse en todo el sistema educativo nacional, iniciándose en el 2015 un proceso permanente de reforma, actualización y transformación.
Los libros de texto, han sido y son elaborados conforme el nuevo currículo y distribuidos gratuitamente a los estudiantes en las escuelas públicas. Diferente esta política de gratuidad de la educación a la manera neoliberal de proceder con los libros de texto para los estudiantes entre 1990 y 2006, los que eran parte importante del negocio de la educación en Nicaragua a través del sistema de librerías privadas en la mayoría de los centros escolares.
Estas diferencias en el terreno educativo durante los últimos treinta años en Nicaragua, como es conocido se dan igual en otras esferas de la vida política y social del país. En salud, carreteras, transporte, deportes, cultura, energía, seguridad.

En suma: dos proyectos antagónicos, para tenerlos presentes junto a nuestra cédula, a la hora de depositar nuestro voto en noviembre del 2021.