lunes, 13 de julio de 2020

Cómo salir bien de la covid-19 en caso de que falle la protección del contagio



Jorge Arostegui (epidemiólogo)

Managua, 12 de julio 2020



Algo puede fallar

En nuestra prevención del contagio por el virus del COVID19, no estamos exentos de un mal lavado de manos o un mal uso de la mascarilla (aunque esta sea la apropiada); tampoco podemos obviar la posibilidad de no guardar el distanciamiento por algo ajeno a nosotros mismos; y para colmo, nuevas evidencias apuntan a la propagación del virus a través de pequeñas partículas suspendidas en el aire. Cualquier cosa puede pasar y todo nuestro plan para evitar el contagio podemos sentir que se nos derrumba.

Es mejor estar preparados con tiempo

Con los primeros síntomas nos preguntamos: ¿estamos preparados para la batalla? Si nos sentimos preparados es el mejor escenario, y solo resta continuar con el reforzamiento interno. Si intuimos que no estamos suficientemente preparados, tampoco significa que tengamos que angustiarnos. Confiando en la capacidad de autorregulación y sanación de nuestro cuerpo y ayudándonos un poco, seguro la ganamos. En ambos casos es crucial comenzar con el manejo del cuadro clínico lo más pronto posible.

Al momento de infectarnos pasa la lucha a un siguiente plano y nuestro organismo comienza a “rendir cuentas” sobre su capacidad acumulada (metabólica e inmunológica) para contrarrestar la reproducción del virus en nuestro cuerpo y salirle al paso al proceso inflamatorio que conduce a las complicaciones. El dilema es que esas capacidades no se pueden “fabricar” hasta ese momento; es necesario nutrirlas desde ya, de tal manera que nos mantengamos listos, con mayor razón si se padece alguna enfermedad crónica subyacente (hipertensión, diabetes, obesidad u otras crónicas). ¿Cómo hacerlo?

Lo que no nos conviene

La respuesta está en mantener controladas las enfermedades subyacentes (en caso de padecerlas) y salirle al paso a factores de riesgo que nos pueden complicar el cuadro y que tienen que ver con el sobrepeso y los alimentos procesados y cargados de azucares y químicos (las personas con enfermedad crónica deberían disminuir las gaseosas, el pan blanco, las pastas, los aceites vegetales y las chiverías). Tambien tiene que ver con falta de vitamina D (poco sol), pocas horas de sueño, poca actividad física, deshidratación, fumado, alcohol y estrés. A propósito de esto último, el miedo y la incertidumbre que han transcurrido de la mano con esta pandemia, pueden ser nuestros principales enemigos al momento de enfrentar el virus. Por eso debemos cuidarnos tanto de las informaciones “no necesarias” como de aquellas no comprobadas o fuera de contexto, o aquellas que conllevan intencionalidades diferentes a los propósitos sanitarios, pues no contribuyen con nuestro buen pronóstico frente al COVID19.

Lo que nos conviene

Es crucial incorporar medidas relajantes acorde a nuestros gustos: hacer patio o jardín, escuchar nuestra música favorita, hacer danza, ver series de televisión divertidas o temas que nos gusten, practicar deporte, etc. que faciliten la recuperación de nuestro entorno afectivo y socialización, junto con la alimentación saludable y el habito de tomar mucha agua, además de los baños de sol, dormir suficientes horas, realizar actividad física, escuchar música relajante, no ver noticias amarillas y sobre todo tener confianza en nuestra sanación. Nada de esto cuesta dinero y el resultado será que ayudaremos a nuestro cuerpo a vencer el virus y salir airosos de la enfermedad.

A pesar de los malos augurios, los hechos apuntan a la pronta superación de la pandemia; sin embargo, nuevos desafíos sanitarios pueden avecinarse y nuestra preparación metabólica e inmunológica desde ya es el mejor escenario para enfrentarlos. No hay tiempo que perder.