miércoles, 15 de mayo de 2019

El agente Montaner desesperado

El agente CIA Carlos Alberto Montaner, con sus colegas
Enrique Ros, padre de la congresista Ileana Ros-Lehtinen
(promotora de la Nica Act),
y Horacio Aguirre Baca, fundadnor del diario Las Américas.
(Fuente: Granma)

"El problema no se soluciona con parches, sino con medidas drásticas. Es la hora de los cirujanos de hierro, no de las 'curitas'" escribe hoy el terrorista cubano Carlos Alberto Montaner, desesperado porque Trump da pruebas que que aún conserva algún anclaje en la realidad y muestra reticencias en seguir adelante con el guion de la intervención militar contra Venezuela elaborado para él por Marco Rubio, Mike Pompeo, John Bolton y Elliot Abrams.

Montaner alerta contra quienes proponen para el país bolivariano la aplicación del “modelo nicaragüense”, es decir, realizar unas elecciones y aceptar el control real que tienen el chavismo y el pueblo venezolano todo sobre partes muy importantes del andamiaje institucional del país como por ejemplo, la Policía y el Ejército, para no hablar del petróleo, que sigue siendo propiedad pública.

Con lo de “modelo nicaragüense” Montaner hace referencia a la propuesta de que se realicen en Venezuela unas elecciones dentro del marco institucional vigente y que quien salga vencedor gobierne dentro del marco de esas instituciones. Como se sabe, en 1990 el pueblo nicaragüense fue a las urnas y votó en medio de un gran chantaje por una oposición apoyada por Washington que lo único que ofrecía era parar una guerra sangrienta auspiciada por Washington.

El pueblo votó —amplios sectores de él votaron por la oposición en contra de su voluntad— tras lo cual el Frente Sandinista entregó el poder a la vencedora Unión Nacional Opositora. Sin embargo, la derrota electoral no desembocó en un genocidio de los muchos cientos de miles de sandinistas que había en el país gracias a que no le entregaron las armas a aquellos que querían “medidas drásticas” y “cirugías de hierro” como las que pregona el ex-cubano Carlos Alberto Montaner.

Antes de seguir adelante es bueno recordar quién es Carlos Alberto Montaner. Decíamos al inicio que es un terrorista. No se puede llamar de otra manera a alguien que siendo un menor de edad huyó de La Habana en 1961 con apoyo de la CIA por haber sido miembro de la célula que el 24 de diciembre de 1960 realizó el atentado con explosivo C4 en la tienda Flogar de la capital cubana en el que muere el niño Juan René Maragosa, de 13 años de edad.

Montaner, terrorista y golpista

Ya a salvo en los Estados Unidos, Montaner se dedicaría a trabajar de lleno a sus patrones de la CIA. Entre otros hechos de terrorismo se pueden mencionar sus actividades en Fort Benning, Florida, junto con otros connotados terroristas como Luis Posada Carriles, Jorge Mas Canosa y Orlando Bosch, especialmente en lo que se dio en llamar "La Guerra por los Caminos del Mundo", una campaña que consistía en poner bombas en las embajadas cubanas en otros países. Montaner tenía su base en la España de Franco, desde donde planeaba atentados en toda Europa. Uno de los agentes que ayudó a introducir de contrabando al viejo continente, el terrorista Juan Felipe de la Cruz, explotó en 1973 en un apartamento de los suburbios de París mientras manipulaba una de sus bombas.

Desde ese entonces Montaner jamás dejó de estar involucrado en el terrorismo, a pesar de la fachada de analista político que le ha sido dado por los medios occidentales. Por ejemplo, días antes del golpe del 30 de septiembre de 2010 contra Rafael Correa, se le vio en Quito junto al golpista Lucio Gutiérrez en un seminario sobre el "Socialismo del Siglo XXI". Prácticamente no ha habido conspiración contra nuestros pueblos en la que Montaner no haya participado de una u otra forma (en realidad, casi siempre de la "otra forma").

Golpistas preocupados

La publicación de la nota de Montaner en estos precisos momentos no es gratuita. Los sectores más retrógrados, agresivos y corruptos de la política estadounidense, que son los que quieren intervenciones militares en Nuestra América, están preocupados porque la realidad tercamente está perturbando sus sueños de grandes cruzadas militares en América Latina. A Trump parece que francamente no le seduce mucho la idea de embarcar una gran cantidad de tropas contra Venezuela y dejar “en pampas” el Oriente Medio, especialmente considerando que no puede contar con los europeos para semejante aventura.

El ex secretario de Estado Collin Powell consideró
más tarde "una mancha en su carrera"
el haber mentido de esta manera en la ONU
para invadir a Irak en 2003.


 
No hay hoy en día una opinión pública mundial, ni un consenso en el sistema de Estados, que se trague inocentemente el cuento aquel del general Collin Powell agitando un frasquito con harina diciendo que era ántrax —la “prueba” de que Irak tenía armas de destrucción masiva y que por eso había que invadirlo. Venezuela no amenaza a nadie y es imposible convencer a amplias masas de que lo mejor para el país bolivariano son los marines. Por eso la desesperación de gente como Montaner a la que reconocemos a la legua en países como Cuba, Venezuela y Nicaragua.