"El fascista americano preferiría no usar la violencia. Su método es envenenar los canales de información pública".
Henry Wallace, New York Times, 9 de abril, 1944.
Henry Wallace, New York Times, 9 de abril, 1944.
La civilización occidental - también conocido como "Saturno devorando a sus hijos" por Francisco Goya |
Pero estos son sólo dos componentes del malévolo abuso por parte de las élites occidentales de los recursos de información y comunicación. Quizás ni siquiera sean los más importantes. El soborno y la corrupción cada vez más extendida de la investigación académica; la cooptación sistemática de organizaciones no gubernamentales por parte de empresas y gobiernos; el abuso cínico de las normas fundamentales en las instituciones internacionales legales y de derechos humanos: éstas y otras son componentes interconectados y fundamentales de la guerra de Occidente contra la humanidad.
Las élites de poder occidentales, y los gobiernos que poseen, organizan y vigilan todos estos recursos de información, mediados por el periodismo, a través de un sistema selectivo de patrocinio y política oficial. Una minoría de escritores, cineastas y periodistas honestos desafían ese sistema, reconociendo sus propias lealtades y prejuicios a la vez que intentan informar de los hechos lo mejor que pueden. Pero son una excepción, superada grandemente en número por los falsos mercenarios que cada día envenenan las fuentes de información occidentales con una falsedad tras otra porque de ello dpenden sus carreras.
La tarea esencial de las industrias occidentales de la información, la educación y el entretenimiento es envenenar y corroer las mentes de las personas, creando y manteniendo falsas memorias para así inducir y sostener falsas creencias. Desde la Segunda Guerra Mundial, la gama de los enfoques políticos de esa tarea extendía desde las variedades socialdemócratas hasta las variedades abiertamente fascistas, pero todos estaban profundamente imbuidos de las presuposiciones imperialistas. Las guerras genocidas de EE.UU. y Europa, desde Corea y Vietnam hasta Argelia e Irak, han sido reemplazadas en su mayoría por guerras indirectas, no menos mortíferas pero más fáciles de falsificar.
En el mundo mayoritario, por ejemplo en América Latina, las falsas memorias son más difíciles de crear y mantener porque la mayoría recuerda lo que sus élites, en nombre de los dueños extranjeros de esas élites, les hicieron. Es por eso que los programas de ayuda de Estados Unidos y Europa en América Latina se dirigen a los jóvenes a través de proyectos de democratización y educación cívica, implantando falsas creencias en las intenciones benignas de Estados Unidos. Pero en Venezuela y Nicaragua no sólo la mayoría todavía recuerda, sino que, después de los asesinos intentos fallidos de golpe de estado en esos países, una nueva generación ahora tiene sus propias memorias del cinismo y engaño sádico imperialista.
Durante el último año, Cuba ha vivido la experiencia más profunda de la democracia directa en todo el mundo para reformar su Constitución. En Venezuela, el gobierno de Nicolás Maduro mantiene el apoyo popular mayoritario a pesar de que el robo de sus recursos por parte de Occidente ha llevado a su gente a la pobreza. En Nicaragua, el gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo tiene un apoyo mayoritario aún más fuerte. En todos estos países la vida sigue normal a pesar de las agresiones y sanciones occidentales.
Poco o nada de esta realidad llega a las poblaciones occidentales, sin embargo para sus élites gobernantes la existencia de esta realidad es una amarga y castigadora derrota. A medida que a las elites corporativas depredadoras de Occidente les resulta cada vez más difícil devorar el mundo mayoritario con la misma libertad con la que lo hacían antes, han comenzado a alimentarse de sus propios pueblos con más avidez que antes. El aplastamiento de Grecia en 2015 por parte de la Unión Europea fue sólo un antojito. El actual levantamiento popular de Francia indica lo que probablemente vendrá.
A medida que las élites corporativas extienden y profundizan la represión contra sus propios pueblos, están creando nuevos recuerdos no contaminados por el falso periodismo occidental. La gran memoria falsa construida por el Occidente es que Occidente ha sido una fuerza para la civilización, no un sistema de esclavitud y pillaje genocida. La gran falsa creencia de Occidente es que Occidente tiene buenas intenciones y es una fuerza para el bien. Ahora los mismos ciudadanos europeos están aprendiendo a entender mejor, como lo ha hecho el mundo mayoritario durante siglos.
Occidente se está muriendo de demencia de espectro completo. Lo que les sucede a los pacientes con demencia es que, a medida que su cerebro degenera, el individuo pierde la capacidad de comer y, finalmente, la capacidad de tragar. Luego, mueren rápidamente. Occidente pronto será incapaz de seguir devorando al mundo mayoritario.
Como Saturno de Goya, las élites occidentales devorarán a sus propios pueblos hasta que no puedan. Hacia el final, sus poblaciones no podrán tragarse las mentiras cada vez más irracionales a las que se alimentan cada día con sus sistemas educativos, sus ONGs y sus falsos medios de comunicación. Y entonces el Oeste tal como lo conocemos estará muerto.
Fuente: http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/6291