Por Zonafrank
El mundo enfrenta graves desafíos que amenazan la supervivencia de la especie humana, temas que urge enfrentar de forma mancomunada y con sentido de protección a los más desfavorecidos.
Nada de esto parece interesar a las superpotencias, enfocadas en su lucha por el reparto del mundo y sus recursos naturales. Porque claro, “la democracia y los derechos humanos” del 1% deben ser defendidos a toda costa.
Por estos días, esa “democracia” ha dado muestras inequívocas de decadencia. Desde la Cumbre de la infamia de Joe Biden hasta la reunión del G7. Para que se entienda, hablamos de shows donde los ricos se visten de esmoquin y se ponen de acuerdo en cómo repartir sanciones y presiones –eso sí, democráticamente- a cualquier Estado que no siga sus designios.
Hay que tener muy poco a qué apelar para hacer una Cumbre “por la Democracia” y llevar de invitado especial a la antítesis de esa palabra, personalizada en el fraude llamado Juan Guaidó.
¿Qué soluciones a los problemas mundiales aportó el G7, por ejemplo? Amenazas de posibles sanciones de la Unión Europea (UE), Estados Unidos (EEUU) y el Reino Unido contra Rusia en relación con la situación en Ucrania, según el jefe de la diplomacia europea Josep Borrell y risibles declaraciones sobre la preocupación por las “políticas económicas coercitivas” de China. Esto último en particular es la meca del doble rasero. Al parecer el G7 no se ha enterado de que Cuba (por citar un solo ejemplo) lleva más de 60 años bajo el bloqueo económico, comercial y financiero de EEUU, no pocas veces secundado por los propios miembros del G7.
Por suerte, al Sur de tanta ignominia, hay pueblos decididos a luchar por un mejor futuro para todos. Muestra de ello es el esfuerzo integrador en ese legado chavista y fidelista conocido como Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA-TCP). Frente a las amenazas a la paz regional por la exacerbación de la aplicación de la Doctrina Monroe y las peores prácticas del Macartismo, el ALBA defiende una América Latina y Caribe como Zona de Paz y renueva su compromiso con la solidaridad, la concertación política, la cooperación, la integración y la defensa de la unidad.
Durante el último año, el ALBA ha realizado importantes y valiosas reuniones con los sectores de salud, educación, agricultura, académico, comunicación e información, asuntos de la mujer e igualdad de género, cultura y turismo, con cada uno de los países miembros, en aras de lograr mayores resultados y avanzar de manera más cohesionada. No para crear un cerco político, económico, mediático o militar contra ningún Estado, ni para amenazar o chantajear; sino para entre todos poder enfrentar nuestras dificultades económicas y darles mejor vida a nuestros pueblos. Sutiles diferencias entre las reuniones del neoliberalismo mundial “democrático” y de las “dictaduras” populares del sur.
Desde su fundación, ALBA-TCP ha sido víctima de las más diversas campañas enemigas por parte de la derecha regional, pero los gobiernos miembros han sabido resistir y seguir unidos, conscientes del imperativo de continuar construyendo logros sociales en beneficio de los pueblos.
Ante las políticas coercitivas y de aislamiento del imperio estadounidense, los mecanismos regionales deben jugar un rol protagónico para impulsar esas políticas públicas de impacto social. Las fuerzas progresistas trabajando de forma firme y unida tienen la oportunidad histórica de restablecer la paz, la estabilidad regional y la concertación política para impedir intromisiones externas.
Otra vez el bando de los que aman y fundan sigue su lucha emancipadora; emana luz de aurora para los desposeídos, los humildes. Del otro lado, los que odian y deshacen, siguen camino al ocaso, y a esa oscuridad nuestros pueblos han decidido no volver.