sábado, 28 de agosto de 2021

Septiembre en la historia del pueblo nicaragüense


En la antesala del Mes de la Patria, en DE MANAGUA CON AMOR hablamos con el etnólogo y promotor cultural más importante de Nicaragua, el compañero Wilmor López, sobre el significado de septiembre en la historia del pueblo de Adiact, Sandino y Darío.

martes, 10 de agosto de 2021

El que se confunde con Nicaragua, se confunde con el Abya Yala

Mapa: Wikipedia.


Por Jorge Capelán. 

En Nicaragua, se puede decir que el pueblo ya votó hace rato. Votó en 2018 cuando la Policía Nacional y la Policía Voluntaria levantaron los tranques de la muerte y el verdadero pueblo inundó las calles de todo el país marchando en defensa del Gobierno sandinista. Esa es una de las noticias más y mejor ocultadas por la prensa al servicio de la OTAN, que es lo mismo que decir toda la prensa del sistema en el mundo occidental.

El 19 de julio de 2018, después de la derrota de la intentona golpista de abril de ese año, fue uno de los más masivos de toda la historia del país, porque solo en Managua se movilizaron 400 mil personas, toda la Plaza de la Fe y la avenida de Bolívar a Chávez llenas de pueblo... solo del departamento de Managua, porque en el resto del país, en todos los municipios, se hicieron actos locales con masiva asistencia.

Y las manifestaciones siguieron durante todo el resto del 2018 y hasta ya bien entrado el 2019. Una, dos, tres veces a la semana, en todo el país. El acto central del 19 de julio de ese año batió todos los récords con una asistencia sólida de 500 mil personas de todos los departamentos.

La oposición golpista y vendepatria se desinfló muy pronto, tan pronto como dejó ver cuál era su verdadero proyecto y lo poco que le importaban "los viejitos" y sus jubilaciones. Seamos honestos, ya a fines de abril de 2018 los sandinistas estábamos montando manifestaciones masivas en apoyo al Gobierno. Menos mal que el Comandante y la Compañera mandaron a tener disciplina y a esperar el momento oportuno para desalojar a los delincuentes y terroristas de sus madrigueras. De lo contrario, se habría creado un conato de guerra civil y los Estados Unidos, como tantas otras veces a lo largo de la historia, habrían estado prestos a "ayudar" al "pueblo nicaragüense" con sus marines... igualito que William Walker con sus filibusteros, ni más ni menos.

De entonces a esta parte el pueblo ha seguido votando con su trabajo, con sus estudios, con su fe en el futuro del país... y la derecha golpista ha seguido demostrando dos cosas: La primera es que su único programa es destruir, entregar y participar en el saqueo imperial del país. La segunda cosa que ha demostrado es que nadie los sigue. Que no le echen la culpa de su incapacidad a la policía más pequeña y menos armada de todo el istmo. Si su proyecto fuera otra cosa que hacer de agentes de los Estados Unidos, entonces habrían aprovechado la amplia amnistía que les fue concedida y hubieran participado en el proceso de diálogo que propició el Gobierno sandinista. Pero no lo hicieron, porque su proyecto no era democrático, era todo lo contrario.

Entonces la derecha golpista y vendepatria se puso soberbia. No prestó atención al hecho de que el marco institucional de Nicaragua se estaba fortaleciendo de mil maneras con iniciativas que gozan del más pleno respaldo popular, porque ¿quién va a estar en contra de que la mitad de los cargos sean ocupados por mujeres? ¿quién va a estar en contra de que se luche contra el lavado y el crimen organizado? ¿quién va a estar en contra de que se frene la plaga de la propaganda de odio en las redes sociales? ¿quién va a estar en contra de que exista una ley que regule la actividad de los agentes extranjeros en el país? ¿o quién va a estar en contra de que los que traicionen a la patria y pidan intervenciones extranjeras sean inhabilitados políticamente?

Claro, el partido de papel de los Estados Unidos y la Familia Chamorro (el diario La Prensa) se opuso a todo eso, pero jamás tomó en serio los cambios que se estaban dando... hasta que el Gobierno sandinista los tomó en serio a ellos y les aplicó la ley. Ellos pensaban desvirtuar las elecciones de Nicaragua para pedir una intervención, es decir, una variante gastada del fracasado intento de golpe del 2018, pero como despreciaron la institucionalidad vigente y ni siquiera organizaron un partido propio, esperaban colonizar a los otros partidos de la derecha que sí tenían estructuras legales. Al final, lo que resultó fue que ellos quedaron marginados (y algunos de ellos enchachados*, esperando que les llegue el momento del juicio).

En las elecciones del 7 de noviembre, para quienes conozcan a Nicaragua, no van a haber sorpresas. Se puede decir que el pueblo ya votó durante la jornada de verificación ciudadana masiva del pasado 24 y 25 de julio. Dos terceras partes del padrón electoral, casi tres millones de personas de un total de 4.3 millones de electores, fue a verificarse a su centro de votación sin que hubiera ninguna obligación ni amenaza de sanción de por medio. Fue un acto totalmente voluntario y cívico con el fin de poner a prueba la solidez de la estructura electoral del país. Es lógico suponer que la inmensa mayoría de la gente que fue a verificarse votará por el FSLN, tal y como lo indican las encuestas de opinión.

El pueblo en Nicaragua acostumbra a votar. Las cifras de participación generalmente andan por el 80% o más. La cantidad de personas que se fue a verificar para esta elección fue tres o cuatro veces más de lo acostumbrado. Arriba del 95% de la gente decía hace meses que ya tenía cédula y de aquí al 7 de noviembre todos los que necesiten cédula la tendrán. El padrón electoral de Nicaragua hoy es de la más alta calidad de toda su historia. Las cédulas de identidad nueva cumplen con los requisitos técnicos más avanzados. La gente lo sabe y por eso confía en el sistema, es decir, en el sistema que han construido los gobiernos del Frente Sandinista. No van a ser elecciones como las que ganó Arnoldo Alemán en 1996, con urnas y listas botadas en los cauces.

Y definitivamente, y por más amenazas que vengan de los Estados Unidos, las elecciones del 7 de noviembre de 2021 no tendrán nada que ver con las del 25 de febrero de 1990 en las que el pueblo nicaragüense tuvo que ir a votar con una pistola en la sien: La embusa dijo en la campaña que si ganaba el Frente seguían la guerra y el bloqueo al país. El pueblo nicaragüense de hoy sabe muy bien lo amarga que fue la noche neoliberal que siguió a esas elecciones, y si no sabe eso, sí sabe, en carne propia, que jamás le daría las riendas del país a los sátrapas golpistas que lo quisieron destruir en 2018.

Y además de eso, el pueblo nicaragüense hoy sabe que tiene salud pública que antes no tenía; que tiene hospitales que antes no tenía; que tiene educación gratuita que antes no tenía; que tiene escuelas que antes no tenía; que tiene merienda escolar que antes no tenía; que tiene educación técnica que antes no tenía; que tiene becas que antes no tenía; que tiene carreteras, puentes y calles que antes no tenía; que tiene estaciones de bomberos que antes no tenía; que tiene títulos de propiedad que antes no tenía; que tiene luz y agua que antes no tenía; que tiene plata para el bus que antes no tenía; que tiene asistencia técnica que antes no tenía; que tiene vivienda que antes no tenía; que tiene comisarías de la mujer que antes no tenía; que tiene espacios públicos bonitos y seguros que antes no tenía; que tiene acceso a la cultura que antes no tenía; que tiene estadios modernos que antes no tenía; que tiene piscinas de natación que antes no tenía; que tiene un trato digno en cualquier oficina pública que antes no tenía, en fin... que tiene un sentido de la dignidad de ser nicaragüense que antes tenía muy, pero muy lastimado.

Para quienes vivimos en Nicaragua, esto que acabo de describir no es ninguna novedad. El que diga que esto no es cierto está mintiendo. Como dice la canción "si molesto con mi canto, a alguien que ande por ahí, le aseguro que es un gringo o un (ex)dueño de este país".

Por todo eso causa estupor la actitud de dos gobiernos supuestamente progresistas de Nuestra América (Argentina y México), de llamar a casa a sus embajadores en Managua supuestamente "preocupados" por todas las mentiras que dicen los Estados Unidos sobre el país. Semejante "preocupación" no les sienta ni al señor Alberto Fernández ni a Andrés Manuel López Obrador. El primero debe saber que la República Argentina tiene una deuda muy grande con Nicaragua, porque fueron militares argentinos los que enseñaron a la Contra a torturar y a asesinar durante la guerra de los años 80, y hoy en día, con ese tipo de "preocupaciones made-in-Washington" sobre Nicaragua no está haciendo otra cosa que tomar partido a favor de los mismos criminales 40 años después. El segundo debe saber que está rompiendo con la honrosa tradición mexicana de no injerencia en los asuntos internos de otros estados, una tradición que ni siquiera las más derechistas administraciones mexicanas se atrevieron a violar descaradamente. Dice el señor AMLO que lo hace "con todo respeto". Nosotros no nacimos ayer, sabemos lo que es irrespeto, aunque sea pronunciado "respetuosamente".

Por último debemos decir que nos causan, no estupor, sino dolor, las infelices y recientes declaraciones del líder brasileño Lula acerca de Nicaragua. En una entrevista para la televisión de su país, Lula dice que "en Nicaragua hay problemas" y que él cree que lo que le conviene a Nicaragua (¡?) es la "alternancia", y dice que él siempre ha sido un gran amigo de la "alternancia". ¿Acaso Lula tiene el síndrome de Estocolmo? Parece que tres años de prisión a manos de los políticos neoliberales en nombre de su tan amada "alternancia" han hecho que el líder brasileño empiece a pensar como sus carceleros. O sea que si la "alternancia" es "buena" para el Brasil todo está perfectamente bien con el fraudulento juicio político a Dilma y el posterior baño de acero "de alternancia" de la administración Bolsonaro. No gracias, Lula, a nosotros no nos gusta esa alternancia. Ya tuvimos una larga noche neoliberal de 16 años, pero por lo menos, a diferencia de Brasil, nosotros tenemos unas fuerzas armadas de raíces populares y revolucionarias que en última instancia van a respetar la voluntad popular.

Por suerte tenemos liderazgos buenos y probados en América Latina, como los de nuestros países del ALBA, pero hay otros liderazgos que tendrán que hacer grandes esfuerzos para estar a la altura de los sueños de Bolívar, Martí, Sandino, Fidel y Chávez. Para nosotros en Nicaragua es bastante obvio: El que se confunde con Nicaragua, se confunde con el Abya Yala.

(*) Enchachado = esposado, con las esposas puestas.

miércoles, 4 de agosto de 2021

#E-BOOK: NICARAGUA PAZ Y BIEN - Desarmando los demonios del odio

Descargue y lea el libro sobre cómo Nicaragua se encamina hacia su segunda independencia tras haber derrotado ideológicamente a la oligarquía vendepatria y sus patrones del imperio. Un recorrido por la Nicaragua que ha surgido tras la derrota del intento de golpe de 2018. Autor: Jorge Capelán.



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martes, 3 de agosto de 2021

Defendiendo el Eje de Resistencia de América Latina



Stephen Sefton, Tortilla con Sal, 2 de agosto de 2021

A principios de julio de este año, el secretario general de Hezbolá, Sayyed Hassan Nasrallah, intervino en una conferencia en la que expuso los principales elementos de la estrategia mediática y de comunicación del Eje de la Resistencia de la región. Destacó la justeza de la causa de la Resistencia que desafía al imperialismo occidental, en particular la colonialista ocupación genocida de Palestina por parte de Israel. Señaló la fuerza, la unidad y la resistencia del Eje, liderado por Irán y Siria, pero que incluye al propio Hezbolá y a los movimientos aliados en Líbano, Irak, Palestina y Yemen. Nasrallah también subrayó la importancia de la determinación de los dirigentes del Eje de Resistencia de informar de los acontecimientos de la región de una manera veraz y con honestidad rigurosa a la hora de ofrecer análisis.

Juntos, el derecho moral y la fuerza política, la información veraz y la honestidad analítica, han creado y alimentado un apoyo profundo, amplio y comprometido entre la población de toda la región. Pocos observadores dudan de que la causa de la Resistencia acabará triunfando en Siria y Palestina, dado el implacable declive relativo del poder imperial de Estados Unidos y sus aliados frente a Rusia y China y también enfrentados a la firmeza de Irán y Siria. La formidable unidad y solidaridad de los movimientos que desafían con éxito a Estados Unidos e Israel en Palestina, Siria, Irak y Yemen ofrecen lecciones esenciales para sus homólogos de la resistencia en América Latina y el Caribe.

Los comentarios de Sayyed Nasrallah tienen especial relevancia para el Eje de Resistencia compuesto por los países del ALBA, liderados por Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela, cuyos gobiernos apoyan firmemente a Irán y Siria. En distintos grados, estos países también han sufrido durante mucho tiempo la implacable agresión de Estados Unidos, sus aliados y sus peones regionales, en el caso de Cuba durante más de sesenta años. Los criterios de Nasrallah se aplican sin duda a la experiencia de este bloque de resistencia al imperialismo estadounidense y aliado en América Latina y el Caribe.

El derecho moral de estos países antiimperialistas se basa en su lucha histórica contra la dominación imperial y en los principios fundamentales del derecho internacional moderno, a saber, la no agresión y el derecho a la autodeterminación. Para eludir ese profundo derecho moral, EE.UU. y sus aliados tratan de aplicar su propio, e ilegal, "orden basado en normas", aplicando todo tipo de agresiones en base falsas acusaciones de violaciones de los derechos humanos, tramitadas a través de las instituciones corruptas de las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos. Al igual que en el caso de Palestina y el resto de Asia Occidental, esta agresión genocida de Occidente está impulsada por una profunda nostalgia por los tiempos de la ilimitada dominación colonial y neocolonial.

El derecho moral de los países del ALBA en su resistencia es innegable y también lo es la formidable fuerza política, la unidad y la resistencia que han movilizado para defender su causa contra la implacable guerra económica, diplomática, mediática y psicológica, el terror interno e incluso el ataque militar. Durante siglos, los pueblos de estos países han resistido a la dominación extranjera. La Revolución cubana triunfó en 1959 y ha resistido la embestida y la desestabilización yanqui durante más de 60 años. Asimismo, Venezuela, desde que el comandante Chávez llegó a la presidencia en 1998, y Bolivia, desde que Evo Morales fue elegido presidente en 2006, también han soportado la implacable hostilidad y agresión de Estados Unidos y sus aliados. Nicaragua ha sido el objetivo de la intervención estadounidense desde que el Frente Sandinista de Liberación Nacional derrocó a la dictadura de Somoza en 1979.

A pesar de todo lo que Estados Unidos y sus aliados han intentado en los últimos años, estos países se han mantenido firmes en la defensa de su soberano derecho a la autodeterminación. En su caso también, la combinación del derecho moral, de la fuerza y unidad política, la información veraz y el análisis honesto ha consolidado no sólo un sólido apoyo interno para resistir la agresión de Estados Unidos y sus aliados, sino también un consenso nacional que rechaza las políticas neoliberales que promueven la codicia de las empresas, en favor de programas de desarrollo socialista centrados en las necesidades de la persona humana. La frustración y la desesperación de Estados Unidos, sus aliados y sus mercenarios y peones regionales se intensificarán, sin duda, a medida que sus esfuerzos sigan fracasando en romper el amplio apoyo popular a los gobiernos de los países del ALBA. Estos gobiernos son ahora muy conscientes de los métodos desplegados por Estados Unidos y sus aliados para llevar a cabo sus mal llamados "golpes blandos".

Para desenmascarar, desarmar y derrotar eficazmente la cada vez más desesperada ofensiva imperialista, el Eje de Resistencia liderado por Irán y Siria ha demostrado la importancia de una unidad y coordinación cada vez más estrecha entre gobiernos, movimientos populares, medios de comunicación y todas las expresiones de conciencia y sensibilización popular. Nicaragua no ha sufrido la misma agresión económica y militar que Cuba y Venezuela, pero su liderazgo, especialmente Daniel Ortega y Rosario Murillo, ha sido sometido a una campaña de demonización tal vez más sistemática y completa, tan intensa como la que se hizo contra Muammar al Gaddhafi antes y durante la destrucción de Libia. De hecho, la mayoría de los medios de comunicación e intelectuales progresistas e incluso antiimperialistas tendieron a aceptar a pies juntillas el falso relato mediático imperialista del fallido intento de golpe de Estado de 2018.

Sin embargo, al insitir en la verdad de la manera más decidida y honesta, el gobierno de Nicaragua ha superado en gran medida la campaña de guerra psicológica concertada desplegada en su contra, preservando y reforzando el apoyo y la solidaridad donde más se necesita, tanto entre el pueblo de Nicaragua como a nivel internacional en organismos como el Foro de Sao Paulo. La presentación digna, contundente y persistente de la realidad del país por parte del gobierno a nivel diplomático ha logrado derrotar los esfuerzos de Estados Unidos y sus aliados por aislar al país. Del mismo modo, los informes de buena fe de las organizaciones internacionales, como la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, la Organización Panamericana de la Salud, la UNESCO o incluso el Banco Mundial, sobre su trabajo con Nicaragua, contradicen sistemáticamente las afirmaciones de las organizaciones corruptas de derechos humanos de la ONU y la OEA de que el gobierno del país es una dictadura represiva que niega los derechos básicos a su pueblo.

El intento fallido de golpe de Estado en Nicaragua en 2018, el golpe de Estado en Bolivia en 2019, las continuas y constantes agresiones de todo tipo contra Venezuela y, más recientemente, las protestas organizadas y financiadas por Estados Unidos en Cuba y la consiguiente intensificación del bloqueo, forman parte de lo que Stella Calloni y otros escritores han identificado como el nuevo Plan Cóndor. Esta realidad se entiende muy bien a estas alturas, tanto en toda la región como cada vez más entre los movimientos antiimperialistas de Norteamérica y Europa. Como ha explicado Sayyed Nasrallah en el contexto de la Palestina ocupada, Siria, Irak y Yemen, la estrategia de informar de una manera veraz y confiable de los acontecimientos de la región y analizándolos con con franqueza y honestidad, permitirá a nuestros gobiernos y movimientos populares reforzar y consolidar la fuerza moral y política y la unidad necesarias para vencer a Estados Unidos y sus aliados y así lograr la definitiva Segunda Independencia de América Latina y el Caribe.

Jorge Capelán en ExtraPlus: El contexto mundial actual

    El contexto actual mundial es complicado, pero tiene mucho que ver con las diferencias de concepción entre un mundo unipolar y otro ...