martes, 26 de abril de 2022

Casari: Sumando soberanía



Por Fabrizio Casari

Tras lo anunciado del 21 de noviembre de 2021, Nicaragua dejó de ser miembro de la OEA. En un comunicado de tono duro y perentorio, Managua anunció que para aplicar la decisión, se habían retirado las credenciales de los diplomáticos Orlando Tardencilla, Iván Lara y Michel Campbell, que representaban al país centroamericano en la OEA, y que Nicaragua "a partir de hoy deja de ser parte del engaño de este engendro, llámese Consejo Permanente, Comisión Permanente, Reuniones, Convenciones de las Américas". Para que quede claro, Managua informa entonces de que, como ya no está presente en ninguna de las oficinas de la organización, en consecuencia, no será necesaria la sede de la OEA en Managua. El existente ya ha sido cerrado.

La decisión de retirarse de un foro que, desafiando toda decencia, se inmiscuye continuamente en los asuntos internos de Nicaragua, a pesar de que no es en absoluto un foro de jurisprudencia internacional, parecía tan oportuna como inaplazable. Los intentos de Colombia de utilizar la OEA para evitar el cumplimiento del fallo de la Corte Internacional de Justicia de La Haya y la operación hostil que supondría la convocatoria de la próxima Cumbre de las Américas por parte de EEUU con la exclusión de Cuba, Nicaragua y Venezuela son algunos de los elementos que han empujado al gobierno nicaragüense a acelerar aún más los trámites ya iniciados para el abandono del chiquero. Los dos años previstos por el estatuto de la OEA para hacer efectiva la decisión de salida se refieren únicamente a obligaciones de carácter financiero que Managua siempre ha cumplido y se refieren a préstamos de bloqueo concedidos en el seno de la institución, pero que no conciernen a Nicaragua, que, por cierto, de todos los miembros de la OEA está entre los que tienen mejores índices económicos. Así, con la decisión de ayer, Managua simplemente se retira de un aquelarre inútil para la paz y la cooperación y que sólo sirve para la agresión política imperial a través de la servidumbre continental.

Nicaragua se une así a Venezuela y Cuba en el abandono y consecuente desconocimiento de la OEA como entidad política representativa del continente latinoamericano. Lejos de cumplir con sus estatutos, la OEA es en realidad un instrumento de agresión contra el conjunto de los países progresistas y socialistas de América Latina, una especie de oficina para América Latina del Departamento de Estado de Estados Unidos, destinada a implicar directamente a los países miembros en la aplicación de la política estadounidense a nivel continental.

En el comunicado de ayer, el gobierno sandinista recuerda que "al no ser Nicaragua colonia de nadie, su pertenencia al Ministerio de Colonias, como bien dijo el comandante Fidel Castro, carece de sentido".

El enfrentamiento entre la OEA y el gobierno nicaragüense, que ya llevaba varios años, se agravó aún más tras la campaña de Estados Unidos contra Nicaragua, Venezuela, Cuba y Bolivia iniciada por Trump y continuada con Biden, y tuvo su repercusión en la negativa de Nicaragua a aceptar la observación electoral de la OEA, Estados Unidos y la UE.

La decisión de no invitar a la OEA como observador electoral tuvo varias explicaciones, todas ellas muy convincentes. Fue el resultado de una declarada y manifiesta hostilidad preconcebida e instrumental, desprovista de todo argumento de fondo, que ve al gobierno nicaragüense como objeto de reiterados e injustificables ataques desde el punto de vista del derecho y del propio estatuto de la OEA. En cualquier caso, la OEA ya había decidido, incluso antes de que se celebraran las elecciones, que no reconocería el resultado. Entonces, ¿qué debería haber observado?

No se puede tolerar la creciente injerencia del organismo, que ha transformado a Nicaragua de país miembro en blanco de ataques políticos ordenados por Washington. La OEA, que nunca ha ocultado estar del lado de los golpistas, parecía cada vez más convencida de que podía ejercer una influencia política en el país, intentando erigirse en un interlocutor inmejorable en los planos legislativo, reglamentario y normativo de todo el proceso electoral. Una apropiación indebida de la soberanía nacional nicaragüense que el gobierno sandinista nunca hubiera concedido a nadie.

Desde su fundación, la OEA ha sido una institución comprometida con el apoyo al sistema de control estadounidense sobre el continente. De hecho, no hay una sola agresión militar estadounidense -directa o indirecta- contra el conjunto de América Latina que la OEA no haya apoyado, e incluso se haya comprometido a darle una especie de aval político-jurídico continental. Más que un organismo multilateral continental, la OEA sigue siendo la oficina de prensa, el colegio de defensa y el fondo político de la dominación político-militar de Estados Unidos sobre toda América.

Con Almagro como secretario general, ha dado el salto definitivo de apoyo e hinterland de la iniciativa norteamericana a agente directo, de tropa complementaria a protagonista principal de la desestabilización y el golpismo, que siempre han representado la auténtica cara de la presencia norteamericana en América Latina.

Indicativo del nuevo protagonismo del gobierno de Almagro fue la cruzada contra Venezuela, donde el ex exponente del Frente Amplio uruguayo dijo que no se podía descartar la opción de una intervención militar contra Caracas. La gestión del expediente venezolano en connivencia con Washington y la ultraderecha venezolana, asistida sobre el terreno por el narcoestado colombiano, ha fracasado a marchas forzadas. Ejemplar de este nuevo papel de intervención directa de la OEA fue el protagonismo absoluto en el golpe de Estado en Bolivia, que arrebató a Evo Morales la legítima victoria para entregar al impresentable Anez el gobierno de la nación andina.

En el caso de Nicaragua, el papel de contrapeso político al gobierno se ha manifestado gradualmente, con los tiempos de sus declaraciones dictados por el marcador de EE.UU., posicionándose en la ficha que éste le ha asignado, la de apoyo al golpe.

La identificación con el latifundio reaccionario por parte de la OEA se ejemplificó con la asignación del papel de interlocutor político con los golpistas, que tuvo lugar a través de reuniones con muchas fotos en abrazos del Secretario General. Pero para el papel Almagro debería haber rechazado la reunión, siendo las instituciones y el gobierno de cada país el interlocutor y el referente de la relación con la OEA, no la oposición a la misma, a fortiori si un golpe.

Esa imagen tenía un propósito preciso: el respaldo político al golpe y, por el contrario, el rechazo al apoyo al gobierno nicaragüense. Formalizó la transformación de la OEA de un organismo multilateral, del que el gobierno nicaragüense era miembro, en un enemigo político. Se trataba de una traición a la lealtad interna del organismo y a su propio papel como garante del orden constitucional interno de cada país, tal y como se establece precisamente en el tratado de creación de la OEA. Más aún cuando la acción del organismo está ligada a la defensa de la constitucionalidad de cada país.

En el transcurso de los meses la postura de Almagro se ha radicalizado, proponiendo repetidamente la discusión de Nicaragua en la OEA, que ha perdido así cualquier posibilidad de rehabilitar su imagen, ahora completamente carente de prestigio y credibilidad.

Como antes con Venezuela, la implacable provocación de Nicaragua ha convertido a la OEA en una versión amplia del Grupo de Lima. Pensar siquiera en amenazar al gobierno sandinista es una muestra de ignorancia histórica antes que de incompetencia política. La Nicaragua sandinista, capaz de oponer su soberanía e independencia a las amenazas del imperio, no acepta ciertamente discutirlas con sus funcionarios locales. Sin la OEA, Nicaragua es más que ella misma. Sin Nicaragua, la OEA es aún menos de lo poco que era.

La irrupción de la doctrina de “alineación multiple”, un dolor de cabeza para el imperialismo



Por Fernando Bossi Rojas.

La confrontación entre la OTAN y la Federación Rusa en territorio ucraniano, está alineando a los países en posiciones sorprenden a más de uno.

Que China se ubique cerca de Rusia no es novedad, al igual que Irán o los gobiernos revolucionarios de América Latina. Sin embargo es importante realizar el seguimiento de las políticas adoptadas por aquellos países que tienen economías robustas o medianas, y que no han respondido a los llamados de las metrópolis imperialistas. El más destacado ejemplo es la India, que no ha aceptado condenar a Rusia, dejando perplejos tanto a los gobernantes estadounidenses como a los británicos.

Parece ser que la doctrina de la “alineación múltiple”, del canciller indio Subrahmanyam Jaishankar, volcadas en su libro “The India Way: Strategies for an Uncertain World” (El camino de la India: Estrategias para un mundo en cambio), no sólo está siendo aplicada por el país presidido por Narendra Modi, sino que también la vienen practicando –quizás sin previa teorización y más allá del caso puntual de la guerra en Ucrania–, gobiernos como el de Turquía, Kazajistán, Serbia, Sudáfrica, México, Argentina, Iraq, hasta hace apenas unos días Pakistán y en menor medida Arabia Saudita.

Países que hasta hace algunos años eran fieles seguidores de las órdenes emanadas de Washington, hoy ya no acatan a pie juntillas los requerimientos de la potencia norteamericana. Y no debemos pensar que estos países se hayan ubicado en la vereda de enfrente. De lo que se trata es que ya el alineamiento no es incondicional ni automático. Es que por la vía de los hechos, éstos y otros países, han comenzado a asumir una postura cercana a la “alineación múltiple”,  sostenida por el canciller de la India. Interesados en realizar acuerdos tanto con los Estados Unidos, como con China, Rusia o Alemania.

El mundo está cambiando, y ya es evidente que ha comenzado a configurarse en base a la multipolaridad. Este proceso no es lineal, se realiza con bloques que están en proceso de conformación, unos más avanzados que otros, pero en su mayoría repelen la idea de la unipolaridad defendida por Estados Unidos y sus socios directos.

Salvo la Antártida –que desde hace años está en la mira de los imperios–, el resto del planeta ya está dividido. Los países sometidos al imperialismo siguen existiendo, pero cada vez más hay países que van alcanzando una cierta madurez, desafiando el avasallamiento imperialista y tratando de pendular entre dos o más potencias.

Cuando Lenin escribió el “Imperialismo fase superior del capitalismo” (1916) describía un mundo dividido entre países opresores y países oprimidos. Esta caracterización, correcta en su momento, ha sufrido ciertas modificaciones. A estos dos bloques, el de los imperialistas y el de los países oprimidos, se le agrega desde hace ya varias décadas, un tercer bloque, que es el de aquellos países que son independientes, o relativamente independientes. Este tercer bloque es obvio que no está compuesto por países imperialistas,  pero además, tampoco son países oprimidos, debido al grado de desarrollo de sus fuerzas productivas o por razones políticas. Al menos no son tan oprimidos como para no tener ninguna capacidad de maniobra soberana respecto a los dictados del imperialismo.

En este bloque ubico a países muy poderosos y otros no tanto, pero todos ellos coinciden en contar con diferentes grados de autonomía comprobada: China, Rusia, Irán, Corea del Norte, Vietnam, Bielorrusia, Turquía, Irak, Laos, India, Siria, Qatar, Yemen, Sudáfrica, Argelia, Venezuela, Cuba, Nicaragua, Bolivia, entre otros.

Vale aclarar que esta posición soberana se puede constatar, indistintamente del signo ideológico de sus gobiernos, ya que podemos ubicar a países de signo capitalista, países socialistas y países en transición al socialismo.

Observamos, entonces, que el mundo se encamina hacia la multipolaridad, a la conformación de varios bloques de poder, con tendencia a alcanzar un equilibrio de mutua convivencia. Esto, así formulado, sería lo ideal, pero para realmente se haga realidad, será necesario sortear el escollo que representa el gobierno imperialista de Estados Unidos y sus socios directos.

El tema que sigue presentándose con plena validez en el mundo –por más que no se quiera reconocer–, no es otro que el tema de la soberanía y las nacionalidades.

El ciclo de conformación de los estados nacionales no es “cosa del pasado”, no es un tema superado por la globalización neoliberal y la política de mercado a nivel planetaria; sino que por el contrario, es un tema que está a flor de piel, dado que la resistencia de los pueblos al avasallamiento por parte de un puñado de países imperialistas, se articula a través del rescate de la figura de la soberanía nacional y el antiimperialismo.

La llamada “cuestión nacional”, salvo en contados países desarrollados, se mantiene irresuelta, y los pueblos siguen luchando por la conformación de su propio espacio nacional, la mayoría de las veces negado por la injerencia extranjera. Esta es la realidad que las fuerzas de la unipolaridad pretenden ignorar.

Si hablamos de nuestra América, sabemos positivamente la fragilidad que implica la fragmentación a la que hemos sido sometidos. Comenzamos a comprender cada vez con mayor claridad las ventajas que implicaría la unión. La misma situación aparece en diferentes regiones del África, en Asia, inclusive en Europa del este, en el Cáucaso, en la península Indochina, etcétera.

Es por ello, que jugar con seriedad en la política mundial hoy, significa, entre otras cosas, estudiar meticulosamente las diferentes contradicciones que se presentan, ya que una visión simplista o meramente esquemática podría conducirnos a errores catastróficos. Al enemigo es fácil identificarlo, como asimismo a sus socios directos, pero el sistema de alianzas que es necesario tejer, a fin de posicionarnos como corresponde en el escenario confrontativo, necesita de un muy profundo análisis y una capacidad de maniobra singular.

Desde la Escuela de Formación Política Emancipación, instamos a las fuerzas revolucionarias, al estudio de la geopolítica actual, estudio que implica asimismo el conocimiento de la historia, la geografía, la economía y demás asignaturas que hacen a la comprensión de una realidad tan dinámica como compleja.

Solo derrotando al imperialismo, se dará paso a la construcción de un mundo multipolar, donde el socialismo, que ya ocupa su lugar en la lucha, tendrá aún mucho más que decir.

lunes, 25 de abril de 2022

VÍDEO LIVE: ¿Cae la Hegemonía de Estados Unidos en Nicaragua y el Caribe?

A las 19:00 horas de Managua, Néstor Espinosa entrevista a Jorge Capelán sobre el fallo de la CIJ en el contencioso entre Nicaragua y Colombia y la decisión de Managua de expulsar a la OEA del país. Canal 37 ExtraPlus.

Occidente contra Rusia - Siete contra Tebas

Stephen Sefton, 24 de abril 2022

La ofensiva armada de Rusia en Ucrania ha iniciado una aceleración vertiginosa del declive imperial de los Estados Unidos y su red de aliados europeos y del Pacífico. Vista desde el mundo mayoritario, la ofensiva de Rusia ha puesto al descubierto el cinismo insultante de las élites occidentales en prácticamente todas las áreas importantes de las relaciones internacionales, económicas, diplomáticas, militares y culturales. En particular, la respuesta de los medios de información, académicos y ONG de América del Norte y Europa ha revelado sus extremos prejuicios neocoloniales al tratar de justificar el apoyo de larga data de Occidente a la agresión violenta y abiertamente fascista de Ucrania contra Donetsk y Lugansk y la población mayoritariamente rusa de esos estados.


Donbass - video de Anne-Laure Bonnel (restringido por YouTube)

Prácticamente todos los comentaristas occidentales descartan con demasiada ligereza los argumentos muy justificables de la Federación Rusa que explican su intervención militar en Ucrania en términos de autodefensa en virtud del Artículo 51 de la Carta de la ONU. Los propagandistas y apologistas norteamericanos y europeos ignoran que la ofensiva militar rusa satisface fácilmente los principios básicos de autodefensa del derecho internacional de necesidad, proporcionalidad y ausencia de cualquier alternativa. Los apologistas occidentales ignoran la asesina agresión de ocho años de Ucrania que ataca a poblaciones que reclama como propias, pero que han elegido la independencia. Esa agresión está muy comprendida en la definición de la Resolución 3314 de la ONU de 1974.

Sus reports omiten también de manera habitual el fuerte bombardeo iniciado a finales de febrero de este año, que en efecto anunció la primera etapa del ataque ucraniano planeado en Donbass. Del mismo modo, dado el objetivo a corto plazo del Presidente Zelensky de recuperar Crimea, declarado en 2021, y su objetivo a mediano plazo explícitamente declarado de obtener armas nucleares, las autoridades de la Federación de Rusia pueden justificar plenamente su operación militar sobre la base del principio tradicional de autopreservación. También podrían hacerlo, como ha señalado Dan Kovalik, con el pretexto egoísta de Occidente de la Responsabilidad de Proteger.

Durante ocho años, los presidentes Zelensky y, antes que él, Poroshenko, atacaron descaradamente y mataron a su propia gente en Donbass. Sus patrocinadores entre las y los líderes de América del Norte y la Unión Europea no solo les permitieron hacerlo, sino que les proporcionaron abundantes armas y entrenamiento sofisticado para que Ucrania pudiera atacar Donbass de manera más efectiva. En general, la operación militar de Rusia en Ucrania pone de relieve la mala fe en general de los Estados Unidos y sus aliados de la Unión Europea.

La respuesta histérica de Occidente a la operación militar de Rusia en Ucrania pone en peligro la viabilidad de las instituciones internacionales actuales. Las ilegales medidas coercitivas comerciales occidentales hacen que las normas de la Organización Mundial del Comercio sean completamente irrelevantes. El robo flagrante de las reservas del Banco Central ruso anula la fiabilidad del sistema financiero occidental. Los boicots deportivos y culturales de deportistas y artistas rusos de todo tipo traicionan los valores fundamentales del intercambio deportivo y cultural internacional.

En términos de derechos humanos, como señaló la representante de Asuntos exteriores de Rusia, María Zajarova, el 6 de abril de este año, "La no participación de Rusia en el Consejo de Derechos Humanos, sin duda, simplemente socavará su universalidad y eficacia". De hecho, su observación evidentemente se aplica a toda la estructura de la ONU y recuerda la insistencia del ex presidente de la Asamblea General de la ONU, Fr. Miguel d'Escoto sobre la necesidad de reinventar la ONU por completo. El mundo mayoritario en general puede ver muy bien que las ineficaces medidas coercitivas ilegales occidentales contra Rusia señalan el comienzo del fin del poder y la influencia occidentales en los asuntos internacionales.

Como otros han señalado, la disminución del apoyo internacional al ataque occidental contra Rusia se puede medir a partir de la caída significativa de los países que aprobaron movimientos impulsados por Occidente contra Rusia en la ONU entre el 2 de marzo (141 votos) y el 7 de abril (93 votos). En sí mismo, esto sugiere que a Estados Unidos y sus aliados les resulta cada vez más difícil, en el contexto global actual, sostener la ridícula ilusión de superioridad moral occidental. Incluso antes de la descarada hipocresía occidental sobre Ucrania, la traición de Europa de Julian Assange a las autoridades estadounidenses demostró categóricamente la perfidia moral e intelectual de las élites políticas, judiciales y mediáticas occidentales.

Los países mayoritarios del mundo, encabezados por Rusia, China y, en cierta medida, la India, ya no se sienten obligados a ignorar cortésmente el sadismo y la hipocresía de los gobiernos de América del Norte y Europa. Los líderes occidentales parecen desconocer que al insistir en que otros países están de su lado contra Rusia e, implícitamente, China, están agotando progresivamente su ya frágil influencia y poder en los asuntos mundiales. A su vez, esta intimidación política y diplomática "con nosotros o contra nosotros" socava radicalmente la credibilidad de la información comunicada por los medios de reportaje occidentales.

Los informes falsos y perversos sobre los acontecimientos en Ucrania por parte de ONGs occidentales, académicos y medios de información convencionales y alternativos aumentan la percepción del mundo mayoritario de la acumulada falsedad y falta de confiabilidad  de esas fuentes. Los medios de comunicación occidentales no han podido ocultar el salvajismo y la brutalidad de las fuerzas armadas ucranianas, de las fuerzas de seguridad del país y de las bandas fascistas toleradas por el gobierno. Una vez que las autoridades rusas comiencen los juicios por crímenes de guerra de los responsables de las atrocidades ucranianas, el doble rasero hipócrita y la complicidad abierta de los gobiernos occidentales, los medios de comunicación y las ONG de derechos humanos en esos crímenes se destacarán aún más crudamente que antes.

El colapso de la credibilidad de los informes occidentales ya es compartido por las instituciones internacionales, especialmente las Naciones Unidas, por ejemplo, como se puso de manifiesto después de la cumbre sobre el cambio climático de Glasgow del año pasado. El marco institucional dominado por Occidente no es capaz de defender la paz y la equidad internacionales ni de promover la prosperidad y el desarrollo mundiales. En ese contexto ya de por sí desalentador, las élites corporativas y políticas occidentales parecen decididas a promover la divisón del mundo a pesar de que están promoviendo el aislamiento de sus propios países.

Por otro lado, el profundo fracaso moral, económico y político de Occidente reivindica cada vez más a los gobiernos y pueblos que han desafiado y resistido resueltamente la agresión, subversión e intervención de Estados Unidos y sus aliados, desde Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela hasta la República Centroafricana, Eritrea y Malí, Irán, Palestina, Siria y Yemen, Corea del Norte, Tailandia e incluso pequeñas naciones insulares del Pacífico como las Islas Salomón.

Todos estos gobiernos y pueblos han sufrido diversos ataques de la caja de herramientas de intervención de Occidente, ya sea agresión financiera, comercial y diplomática, interminable satanización en los medios de comunicación internacionales, intervención encubierta en la política interna o hasta sabotaje, subversión armada e intentos de asesinato. La derrota estratégica en desarrollo de Occidente por parte de la Federación Rusa y sus aliados es una debacle prácticamente completa para la Unión Europea y la OTAN, que desde sus inicios han sido prácticamente inseparables, sirviendo a las élites occidentales después de la Segunda Guerra Mundial como baluarte contra el comunismo y para sostener el statu quo neocolonial.

El apoyo de la UE y la OTAN al régimen en Ucrania dominado por simpatizantes de los nazis se deriva naturalmente de la unión fascista del poder corporativo y político en América del Norte y Europa, cada vez más acentuada y evidente desde las transferencias masivas de riqueza hacia arriba a las élites corporativas occidentales de 2008-2009 y 2020-2021. Es tan absurdamente falso históricamente pintar el proyecto europeo como un proyecto democrático de paz como lo son las afirmaciones similares de que Estados Unidos promueve la libertad y la democracia. Al igual que las de los Estados Unidos, las instituciones dominadas por las corporaciones de la UE son profundamente antidemocráticas y los países miembros de la OTAN de la UE siempre han estado dispuestos a aceptar en su territorio poderosas unidades de las fuerzas armadas de los Estados Unidos, incluidas armas nucleares.

En los últimos veinte años, la OTAN y la UE han incorporado a numerosos países de Europa oriental para aumentar su área de control y amenazar a Rusia. Ahora parece probable que la OTAN incluya a Suecia y Finlandia. Si bien la agresión de Ucrania es la razón inmediata, en última instancia, la amenaza de la OTAN para la existencia de Rusia es la razón por la que Rusia ha actuado en defensa propia en Ucrania después de agotar todas las vías de negociación.

Rusia nunca se rendirá ante Occidente. Tiene una poderosa alianza económica y militar con China, también amenazada por Estados Unidos y sus aliados. Su bloque económico euroasiático se extiende desde el Pacífico hasta Europa. Los comentaristas norteamericanos y europeos a menudo comparan sus propios países con Atenas enfrentándose a Esparta en la Guerra del Peloponeso. De hecho, dada la arrogancia y desmedida soberbia occidentales, la leyenda de los Siete contra Tebas y su derrota ignominiosa es mucho más apropiada.

Capelán: La OEA genéticamente es un ministerio de colonias

HispanTV

La Organización de Estados Americanos (OEA) no hace nada para los países latinoamericanos porque en realidad es un ministerio de colonias, opina un experto.

En una entrevista concedida este lunes a HispanTV, el analista político Jorge Capelán ha elogiado la salida de Nicaragua de la OEA, asegurando que “la OEA es genéticamente desde su fundación un instrumento al servicio de la injerencia; un ministerio de colonias en América Latina”.

De acuerdo con el analista, es obvio que este ministerio de colonias no sirve para cooperación regional o para discutir problemas entre partes iguales.

El Gobierno de Nicaragua anunció el domingo la retirada de sus representantes ante la OEA por sus acciones injerencistas y cerró la oficina del organismo en Managua, la capital nicaragüense.

jueves, 21 de abril de 2022

Victoria en La Haya fortalece ejercicio de soberanía de Nicaragua


 

Managua, 21 abr (Prensa Latina) El analista político Jorge Capelán afirmó hoy que la victoria de Nicaragua en la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre el litigio marítimo con Colombia, fortalece el ejercicio de soberanía del país centroamericano en el área disputada.

En entrevista exclusiva con Prensa Latina, Capelán aseguró que con dicho triunfo Nicaragua fortalece las labores de combate al narcotráfico, defensa de los recursos pesqueros y prospección petrolera en la zona.

En opinión del analista, el contencioso marítimo con Nicaragua en el Caribe aún tiene para rato, pues no es una función que únicamente le pertenece al uribismo, sino que es parte de la apuesta geopolítica de la oligarquía colombiana en su conjunto y de los intereses coloniales e imperiales a lo largo de la historia.

Sin embargo -dijo- una victoria de las fuerzas progresistas en las próximas elecciones en el vecino país, puede promover agendas menos agresivas y más realistas a nivel regional.

“No hay razón por la que Nicaragua y Colombia no puedan ponerse de acuerdo sobre el Caribe, pero para que esto suceda deben respetarse los legítimos derechos de Managua refrendados por la justicia internacional y debe haber un genuino compromiso colombiano para combatir la pobreza”.

En ese sentido, expuso los intentos constantes del gobierno colombiano de manipular la situación de la etnia raizal, y añadió que los derechos de esos pueblos creoles son reivindicados en Nicaragua, donde incluso gozan de autonomía y su situación ha mejorado dramáticamente.

“Nicaragua jamás ha tenido un discurso chovinista hacia los raizales de Colombia, al contrario”, señaló Capelán.

El fallo esta madrugada de la CIJ le dio la razón a Nicaragua en casi todos los puntos.

Estableció que Colombia interfirió en las actividades de pesca e investigación y violó los derechos soberanos de Nicaragua, entre ellos su derecho a la zona económica exclusiva y ordenó a Bogotá cesar ese tipo de conductas.

Además, declaró ilegal desde el punto de vista del derecho internacional la «zona integral continua establecida por Colombia» y le ordenó aplicar un decreto presidencial en relación a las zonas marítimas declaradas por la Corte en 2013.

Según el analista nicaragüense, aún falta otra batalla por librar en torno al diferendo con Colombia, la cual zanjaría definitivamente el caso desde el punto de vista legal.

Sobre este particular, mencionó la demanda sobre la delimitación de la Plataforma Continental más allá de las 200 millas náuticas desde la costa nicaragüense, de la Convención del Mar (Convemar) de 1982.


Fuente: https://www.prensa-latina.cu/2022/04/21/victoria-en-la-haya-fortalece-ejercicio-de-soberania-de-nicaragua 

miércoles, 20 de abril de 2022

Descargue gratuitamente dos libros imperdibles sobre la historia de Nicaragua

Tenemos el agrado de ofrecer al público dos obras del historiador leonés Lenin Fisher: "Golpe de Estado blando, Nicaragua 2018" y "La toma del búnker de Somoza".

"Golpe de Estado blando..." es un recuento detallado del derrotado "golpe suave" implementado por el imperio contra el pueblo de Nicaragua en el año 2018. 

"La toma del búnker de Somoza" es un minucioso relato de la ofensiva final contra la dictadura somocista en el Frente Occidental Rigoberto López Pérez, con decenas de entrevistas a combatientes guerrilleros y cientos de fotografías.

Ambas obras son indispensables para entender a la Nicaragua de hoy.


Golpe de Estado blando, Nicaragua 2018

370 páginas.


La toma del búnker de Somoza, 3a. Edición digital

538 páginas.

viernes, 8 de abril de 2022

Ucrania, la negociación es la única salida


 

Por Fabrizio Casari.

La creciente y probada participación de fuerzas pertenecientes a los países de la OTAN y de la propia Legión Extranjera, que pretende ser independiente pero está a las órdenes de París, revela el carácter internacional de la guerra. De hecho, Ucrania y su soberanía parecen ser un terreno hipócrita y pernicioso para la operación de la OTAN de contener y reducir a Rusia a una potencia regional. 

Así, mientras la guerra golpea el corazón de la verdad y de la lógica, la idea de ponerle fin parece una quimera, precisamente porque la continuación y la ampliación del conflicto están en el corazón del proyecto estadounidense. Las reuniones que se han celebrado hasta ahora han sido una importante farsa ucraniana, como demuestran las peticiones simultáneas de una zona de exclusión aérea, armas, soldados y aviones que habrían conseguido el resultado de desencadenar un conflicto global.

A pesar de la propaganda occidental y ucraniana que vende la imagen de una contraofensiva ucraniana, la verdad sobre el terreno es otra. También se puede vender la lenta y gradual retirada de los rusos como la victoria de la "heroica resistencia ucraniana", pero sólo en un escenario donde la ficción sustituye a la realidad. 

Lo que está en juego no es una derrota militar rusa, sino la continuación de la guerra, con la esperanza de que los rusos sigan empantanados en Ucrania. O, al menos, que se verán obligados a salir de ella mediante un modo de guerra destructivo, al que podrían recurrir si se vieran empantanados.

Parada de las negociaciones

Ahora está claro para todo el mundo que el principal objetivo angloamericano es bloquear cualquier posibilidad de negociación para el cese de las hostilidades. No es casualidad que en las horas previas a cada reunión entre Rusia y Ucrania, Biden siempre intervenga para aumentar las tensiones e impedir un posible resultado positivo de las conversaciones. Cuando eso no fue suficiente, los nazis ucranianos recurrieron a lo más duro: matar a los negociadores que pensaban en los intereses de Ucrania y no en los de Estados Unidos, y despedir a los generales que no estaban dispuestos a hacer el trabajo sucio con los civiles ucranianos que sirve precisamente para desbaratar cualquier posibilidad de diálogo.

Pero la retórica belicosa y la indignación alternante tendrán que terminar con los pies debajo de la mesa de negociaciones, porque la escalada bélica hasta niveles destructivos no es compatible con el presente y el futuro de Europa y del mundo en su conjunto. Además, Zelensky debe resignarse: el mundo no irá a la autodestrucción de la Tercera Guerra Mundial para salvar a su gobierno. Tampoco lo hará su país, si queremos ser cínicos pero realistas, como lo han sido hasta ahora la OTAN y la UE. Acabar con el conflicto no es una solución, sino la solución.

Así que, sea cual sea el camino que se tome, escalada del conflicto o desescalada, el final es inevitablemente la negociación con los rusos. Porque es con el enemigo con quien se establece una negociación, con los amigos no hace falta. Pero una negociación es, por definición, valorar las razones del otro. En una negociación, nadie se levanta con lo que tenía cuando se sentó. La diferencia entre un acuerdo y una rendición radica en la distancia entre las exigencias imposibles y las razonables.Después de una guerra, no puede haber principios sentados en una mesa de negociación, ya que la propia existencia de la mesa indica que todos los aspectos están sujetos a negociación. Los territorios, las prerrogativas y los derechos están sujetos a la realpolitik, que por definición razona sobre lo que se puede esperar, sobre lo que es razonablemente proponible para el interés mutuo y no sobre los principios y las ambiciones de uno para prevalecer sobre el otro.

Desde el principio, Rusia ha dicho cuáles son las condiciones para su retirada de Ucrania: neutralidad militar (no política) de Ucrania, desnazificación y desmilitarización del ejército, reconocimiento de las repúblicas de Crimea, Donetsk y Lugansk. Traducido a términos más concretos, significa la renuncia al ingreso de Ucrania en la OTAN, la configuración de una neutralidad militar según el modelo de Finlandia para Kiev, la extensión de la presencia rusa a todo el Donbass, la disolución del batallón Azov y del Pravy Sektor, y la restitución de los derechos de los rusos étnicos.

Las exigencias ucranianas son inevitablemente opuestas: retirada inmediata de las tropas rusas de todo el territorio ucraniano, incluidos el Donbass y Crimea, cuyo destino se ofrece a decidir dentro de 15 años; restauración de la soberanía ucraniana sobre Donetsk y Lugansk, libertad de asociación con la Unión Europea y la OTAN.

Como se puede ver, la distancia entre las dos partes es sideral y por eso mismo, paradójicamente, las negociaciones podrían ser más cortas. Son los detalles de un acuerdo sustancial los que alejan una visión común, y casi nunca ocurre lo contrario.

Está claro que Moscú quiere llegar a la mesa con una supremacía militar que obligue a los ucranianos a reconocer un estado de cosas, un arma poderosa contra el derecho teórico. Rusia ha anunciado que ha cerrado la posibilidad de evacuar el batallón Azov de Mariupol. Uno de los objetivos de Moscú era poner fin a sus hazañas criminales para siempre. La abrumadora fuerza militar rusa no puede ser limitada por la llamada "resistencia" ucraniana, que, en contra de la propaganda de Kiev, ve reducida su capacidad operativa cada día que pasa. 

Pero teniendo en cuenta que la OTAN no tiene intención de intervenir militarmente, y desde luego no los países individuales que pertenecen a ella, y considerando que ningún tercer país venderá armas que serían difíciles de pagar dadas las arcas de Kiev, Zelensky no tiene salida.

La solución podría adoptar la forma de un plan de concesiones mutuas que viera:

1) La retirada de Rusia de Ucrania.

2) El fin de la guerra contra la población de Donbass y el reconocimiento por parte de Kiev de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk, así como de Crimea, ya anexionada a Moscú.

3) La entrada de Kiev en la UE a cambio de un estatus militar neutral.

4) La expulsión de las filas militares y policiales del batallón Azov y otras entidades militares vinculadas a la extrema derecha.

5) La posibilidad de mantener un ejército con un armamento medio, aunque balísticamente incapaz de amenazar a Rusia y Bielorrusia.

Estas son las principales cuestiones sobre la mesa de un posible acuerdo. Luego hay cuestiones más detalladas que podrían abordarse más adelante. Entre ellas, el restablecimiento del ruso como segunda lengua y el fin de la discriminación legal y reglamentaria de los ciudadanos de habla rusa. Y que se restablezca la legalidad de los 11 partidos de la oposición disueltos, así como la reapertura de las tres televisiones cerradas por el régimen de Kiev. La cancelación de los días festivos de la liberación del nazismo también podría mantenerse, pero la fiesta en honor a Stephan Bandera, el verdugo ucraniano de las SS, debe ser cancelada. 

No importa qué o cuántas sanciones europeas se impongan, muchas de ellas se volverán contra los ciudadanos del viejo continente. Tampoco importarán las supuestas denuncias ante los tribunales internacionales de justicia por crímenes de guerra, ya que no existen las condiciones legales para su enjuiciamiento y porque ni Rusia ni Estados Unidos se han adherido a ellos. Estados Unidos ni siquiera ha reconocido la sentencia del Tribunal Penal Internacional de La Haya que le condenó a devolver a Nicaragua 17.000 millones de dólares por la actividad terrorista de Estados Unidos en Nicaragua en la década de 1980. Por lo tanto, sería ridículo que pidieran a los demás que respetaran los tribunales a los que ellos no acuden y cuyas resoluciones ellos mismos no aplican.

La reducción del conflicto también se beneficiaría del fin de la exaltación de la guerra, que recuerda la furia intervencionista de Mussolini en 1914. Un virilismo al estilo de D'Annunzio que exhibe la peor prensa italiana, la de los tertulianos con furia atlantista y la de los redactores recién nombrados que trabajan para editoriales que poseen empresas que producen material bélico.

Siempre han estado mudos, ciegos y sordos ante las guerras que acaban de pasar y las que aún están en curso en las que la OTAN ocupa ilegalmente países y masacra a sus poblaciones, y se han vuelto especialmente indignados ante la circunstancia. Quitan y exaltan a voluntad. Desprovistos de toda prudencia, se ponen de forma abrumadora del lado de los intervencionistas, entusiastamente supinos en su belicismo palabrero.

Como dijo Churcill, los italianos interpretan el fútbol como si fuera una guerra y la guerra como un partido de fútbol.

miércoles, 6 de abril de 2022

El viejito simpático en un portaaviones de la OTAN.

 

Pepe Mujica. Foto: DW.

Por Jorge Capelán.

Acabo de ver dos vídeos del Pepe Mujica de los que publica la DW. Eran sobre Ucrania. Vale la pena verlos porque se nota la maniobra ideológica de legitimar de contrabando la propaganda antirrusa vestida de humanismo y crítica a "los gobiernos" "sean del signo que sean". 

Según Mujica la guerra en Ucrania es producto de "la irracionalidad", un "salto a la prehistoria". Arremete contra los presupuestos militares aterradores de "los gobiernos", el problema es que lo hace desde un medio estatal (la DW) totalmente sometido al mando de la OTAN que por lejos representa la mayor parte del gasto militar del planeta.

En el segundo vídeo Mujica hace tabla rasa con la operación rusa en Ucrania, y las intervenciones estadounidenses en Irak y Afganistán, y constata que "jamás funcionarán". Esto es así porque, según Mujica, "los sentimientos de nacionalidad", "son sentires, no son ideas que se discuten". 

Diciembre de 2013, parlamento ucraniano:
un "activista" neonazi cuelga la Cuz Celta en uno de los pilares,
mientras que en el fondo se puede apreciar
la bandera confederada. "Son sentires,
no son ideas que se discuten". 

Para cualquier observador objetivo, semejante romantización del nacionalismo (los sentimientos no se discuten) merecería ser pintada con letras grandes y vistosas en las barracas del neonazi Batallón Arzov de Ucrania, pero como estamos en tiempos de irracionalidad suprema, semejante exabrupto del viejito bonachón en su quinta en las afueras de Montevideo debe ser tomado como muestra de sabiduría profundamente humanista.

El espectáculo de Mujica pontificando semanalmente desde la cubierta de un portaaviones ideológico de la OTAN, como lo es la DW, que dice tener todo un ejército de "periodistas independientes" para avanzar los intereses de la Alianza Atlántica en el mundo, no es ninguna casualidad. Recordemos que ya desde 2014 se informaba en los medios de sus reuniones con el globalista George Soros del que se dice financió con abundantes fondos la campaña de despenalización de la marihuana en Uruguay. Antes de eso, en 2011, había dicho "... miro a Suecia y me da envidia, miro a Dinamarca y me da envidia, miro a Nueva Zelandia y me da todavía más envidia, porque es como mirar la foto de lo que pudimos ser y no somos."

En fin, el horizonte de Mujica es el que en una época ofreció el imperialismo monopolista occidental y que ya todo el mundo sabe es una quimera. Ese barco ilusorio ya se hundió hace rato, y mientras hoy se hunde el Titanic occidental, este simpático viejito, desde la cubierta toca el violín.

Jorge Capelán en ExtraPlus: El contexto mundial actual

    El contexto actual mundial es complicado, pero tiene mucho que ver con las diferencias de concepción entre un mundo unipolar y otro ...