El pueblo nicaragüense, que sufrió de primera mano los efectos del golpismo criminal, la tiene clara. Para entenderlo solo basta ver las tomas aéreas del último Repliegue a Masaya, o andar por las calles de cualquier población del país. "Queremos trabajo y paz" y "No pudieron ni podrán" es el clamor nacional donde sea que uno pregunte.
Las y los sandinistas están más unidos que nunca, y el Estado trabaja más que nunca para restablecer los derechos del pueblo a la educación, a la salud, al agua y la luz, al transporte, a la alimentación y a la seguridad, y eso la gente lo nota.
Miran para el lado del golpismo y solo ven noche oscura, negras profecías, mentiras y gozo con el sufrimiento del prójimo. Miran para el otro lado y ¿qué ven? Trabajo, trabajo y más trabajo. Gestión, gestión y más gestión. Solidaridad, solidaridad y más solidaridad. Reconciliación, reconciliación y más reconciliación.
Por más deficiencias que se puedan señalar en el trabajo del Gobierno y del Frente Sandinista, reconocen que ninguna otra administración en toda la historia del país ha mostrado tanta voluntad de corregir y mejorar. Eso el pueblo lo comprende. Por eso el golpismo no tiene lugar en Nicaragua. Está muerto como propuesta política.
El clima que se respira en el país también lo respiran los turistas, que están regresando. Y muchos empresarios extranjeros, que también regresan. Basta un poco de buena fe y de sentido común básico para darse cuenta de que la historia que pintan los medios occidentales sobre Nicaragua no encaja para nada.
Es a esa buena fe y sentido común básico a los que hay que apelar y no desgastarse debatiendo con una prensa occidental corrupta que más bien está sufriendo de envenenamiento a causa de sus propia toxicidad mediática, como fue el caso de Radio y TV Martí, que el otro día se vio obligada a suspender al "periodista" (es un decir) Tomás N. Regalado y al camarógrafo Rodolfo Hernández por haber montado un autoataque con morteros para luego culpar a "paramilitares sandinistas".
Ese escándalo fue destapado por la propia gusanera de Miami que no puede respirar de tanto hedor que desprende la propaganda que ella misma produce. A Regalado y a su camarógrafo hasta le quitaron un premio a "la excelencia periodística" (léase: a la guerra psicológica) que el mismo aparato de mentiras y noticias falsas le había concedido el año pasado. Y eso que la de Regalado fue una de las mentiras más suaves con las que alimentaron el "golpe suave" (es un decir) contra el pueblo de Nicaragua.
En realidad, están ofreciendo una cabeza de turco para ocultar el papel que realmente jugaron en el golpe y en la criminal demonización de Nicaragua. Es que el imperio sabe que tiene que "reinventar" su discurso después de lo que pasó, pero no sabe muy bien cómo. A lo interno, los medios golpistas siguen hundiéndose en el agujero negro de la irrelevancia y el desprecio popular. A lo externo, desinforman, pero chocan contra la realidad del país que quienes nos visitan pueden ver y palpar por sí mismos.
Es necesaria una solidaridad de pueblo a pueblo, que se comunique directamente con todas aquellas personas de buena fe y capacidad de creer en lo que ven sus ojos y sienten sus corazones, y no en lo que el aparato propagandístico les dicen deben ver o creer.
Es posible vencer esa batalla si todos ponemos de nuestra parte con creatividad, y si dejamos de lado sectarismos y formas anquilosadas de hacer las cosas. Así como tenemos fe en el pueblo nicaragüense, tengamos fe en los pueblos del mundo, porque si bien es cierto que la maquinaria de la mentira es poderosa, la del amor y la vida es a la larga invencible.
Para usar palabras del general Sandino, "el Espíritu de Luz y Verdad, o sea el Amor" vencerá a la injusticia porque ésta "no tiene ninguna razón de existir en el Universo".