lunes, 29 de julio de 2019

Con trabajos en el Estado no se resuelve la cosa

Por Jorge Capelán
managuaconamor.blogspot.com


El Ministerio de Economía Familiar
(MEFCCA) entrega bonos de microcréditos
a protagonistas de Managua.

Por las redes sociales ha estado circulando un meme con el siguiente mensaje: "Pedimos que todos los sandinistas que estén desempleados sean ubicados ya en un trabajo digno en vez de que un golpista ocupe su lugar". Esa es una demanda totalmente errónea y hasta da la impresión de que hubiera sido redactada por el enemigo con el fin de sembrar confusión y división. Recordemos que las y los sandinistas en el país nos contamos por millones, y el problema del desempleo de nostros es el mismo problema de todo el pueblo.

En primer lugar, el mal llamado "golpe suave" causó la pérdida de al menos unos 120.000 empleos. Esa pérdida no la puede asumir el sector público de Nicaragua, que cuenta con apenas 130.000 trabajadores de los que la inmensa mayoría (90.000) son maestros y trabajadores de la salud, otra parte son miembros de las fuerzas armadas y de seguridad (30.000) y el resto son funcionarios (apenas unos 10 mil).

Los empleos del Estado son financiados por los impuestos que pagamos todos y todas bajo el principio de que quien gana más aporte más. Yo creo que todavía se puede avanzar mucho en ese sentido, pero no haciendo quebrar a las empresas con impuestos demasiado altos que comprometan su viabilidad económica. En última instancia, la fuerza que tenga el sector público viene a depender del desarrollo productivo que tenga el país en su conjunto.

Si los programas que se vienen impulsando, por ejemplo, los hospitales y las carreteras que se van construyendo, tienen un impacto en la producción nacional, en esa medida se irá fotaleciendo toda la sociedad y también el sector público.

El Estado juega un papel fundamental en Nicaragua creando las condiciones de soberanía, estabilidad, promoción de políticas y promoción de inversiones para guiar el desarrollo del país con justicia social, pero la economía está en manos del sector privado dentro del cual la economía popular tiene un peso decisivo, ocupando casi el 95% de las empresas, empleando a unos 3 millones de personas (más del 70%) produciendo cerca de la mitad del PIB y controlando la mayor parte del ingreso y del gasto en la economía.

Es ese sector de la economía donde los sectores populares se convierten en sujetos económicos con un poder nunca antes visto en la historia del país. Es por ese sector que los golpistas no pudieron paralizar el país. Sin embargo, la lucha de ese sector es por ganar espacios decisivos en el terreno de las finanzas, del comercio internacional y de la apropiación de las riquezas que produce. Ese sector es el que está siendo especialmente apoyado por el Estado con títulos de propiedad, capacitación, financiamiento, ferias de todo tipo, leyes que le dan mayor acceso a mercados, etcétera.

Pero también hay otros aspectos relacionados con la demanda de "darle empleo a los sandinistas desempleados en lugar de a los golpistas", argumentando que hay muchos sandinistas capaces que están desempleados.

Primero, habría que ver si es cierto que los golpistas desempleados reciben trabajo en el Estado mientras que los sandinistas no lo reciben. NO me parece que sea cierto en general. Si el Estado estuviera cundido de golpistas, entonces no tendría tasas de ejecución del 90% y más, que están entre las más altas de América Latina. Si el Estado estuviera lleno de golpistas, entonces habría quedado paralizado durante el golpe, pero no fue así. Excepto en lugares como Masaya y Jinotepe, el Estado siguió funcionando, las escuelas siguieron abiertas, los pozos de ENACAL siguieron sacando agua, etcétera.

Más allá de cualquier crítica que se pueda (y deba) hacer, el sector público de Nicaragua es muy eficiente en términos de América Latina. Seguro hay gente que participó activamente en el golpe en las instituciones del Estado y que también hay gente buscando como conspirar desde esas instituciones, pero ese no es un fenómeno generalizado y campañas irresponsables que anden haciendo señalamientos generales no ayudan en nada a favorecer la reconciliación y la eficiencia en el trabajo.

Segundo, solo porque una persona sea de derecha no se le puede despedir del trabajo. Otra cosa son aquellos que han estado involucrados en crímenes o los cargos políticos que por su naturaleza dependen de la lealtad del trabajador con los planes del Gobierno, pero es una muy mala señal la que estaríamos enviando si empezamos a correr gente solo por ser de derecha. No es ese el país que queremos construir.

Por último, hay gente que cree que trabajo digno es sinónimo de trabajo en el sector público. Eso no es cierto.

Antes que nada, se puede decir que por lo general el trabajo digno es el que uno mismo dignifica dándole nosotros mismos la importancia que ese trabajo se merece y reclamando la dignidad de quien lo realizan. Luego, como explicamos al inicio, el sector público no es el principal generador de la riqueza en el país, sino el sector privado, que a su vez tiene un componente social muy alto: el de la economía popular. La riqueza general, y la dignidad general del trabajo, la iremos conquistando a medida que desarrollemos la base económica del país y que el pueblo se apropie de los frutos de la riqueza que produce.

Por eso, más que andar reclamando trabajos en el sector público, que en realidad tienen un efecto bastante marginal para resolver el problema del empleo, reclamemos más títulos de propiedad, más apoyo para los emprendedores, principalmente de la eoconomía popular, más eficiencia general en el trabajo que hacemos desde todos los sectores, especialmente los programas sociales y las obras del Gobierno, etcétera. En ese sentido, es mejor pedir tierra para trabajar que pedir un empleo en el Estado. Hay compañeros con estudios que no consiguen trabajo, es cierto, y hay que ver como resolver esas situaciones, pero en última instancia solo se pueden resolver desarrollando la base productiva del país.

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