martes, 26 de noviembre de 2019

Como lo hizo Perón, Evo volverá “cuando se le canten las pelotas”


Agencia Agepeba/ABR.

El título de esta nota, orientada a explicar el acuerdo reciente entre los legisladores del Movimiento al Socialismo (MAS) y el gobierno de facto de Bolivia, está inspirada en la heroica resistencia peronista. Luego de unas declaraciones del dictador Alejandro Lanusse vinculadas con el no retorno del líder del justicialismo, Juan Domingo Perón, a la Argentina, la militancia respondió que el General volvía “cuando se le cantaran las pelotas”.

Desde la Redacción Buenos Aires de la Agencia Bolivia en Resistencia (ABR) / Este domingo se aceitaron las negociaciones y los acuerdos entre la autoproclamada mandataria del golpismo, Jeanine Áñez, y el MAS para promulgar la ley de convocatoria a nuevas elecciones en el Estado Plurinacional de Bolivia. El debate dentro de la militancia del MAS y la posición del presidente Evo Morales en el nuevo escenario político genera disimiles miradas.

En primera instancia, conviene consignar un dato político clave: desde la ruptura del orden democrático que desplazó a Evo de la presidencia del Estado Plurinacional de Bolivia, el 11 de noviembre, el golpe no sólo corrió al Presidente y Vicepresidente Álvaro García Linera sino que desplazó a más de 68 autoridades electas por el pueblo, entre los que se encuentran gobernadores, alcaldes y concejales, quienes fueron destituidos y hasta arrestados por órdenes de los golpistas.

La escalada de amedrentamientos y persecución continúa, más allá de las vías de negociación que se abrieron. En ese plano, el entendimiento que posibilitó el llamado a elecciones por parte de la autoproclamada mandataria con los senadores del MAS, trata sobre doce puntos o artículos en los cuales se establece, como aspecto fundamental, que Evo Morales y García Linera no podrán ser candidatos. Un punto que el golpismo consideró “innegociable”.

El resto de los incisos señala, entre otras cosas, que se podrán presentar nuevos partidos, alianzas y candidatos; que los nuevos vocales del Tribunal Supremo Electoral (TSE) serán elegidos para cumplir una gestión de seis años (los miembros del TSE actual se encuentran encarcelados) y una vez posesionado, el nuevo Tribunal tendrá 48 horas para presentar el calendario electoral que incluirá la fecha de los sufragios, en principio –y según los testimonios recabados- prevista para mayo de 2020.

La flamante Ley debió ser aprobada por la Asamblea Legislativa Plurinacional, que cuenta con mayoría del MAS, por lo que comenzó a tratarse el jueves pasado en la Cámara de Senadores.

Durante la promulgación de la normativa legal, Añez estuvo acompañada por la presidenta del Senado, Eva Copa, activista de la fuerza de Evo. Mientras esto ocurría, las fuerzas de seguridad de Añez seguían reprimiendo a sangre fría a campesinas y campesinos, trabajadoras y trabajadores del pueblo, quienes resistían, y resisten, en las calles al fascismo. Mostrar voluntad de “pacificación” adentro, balas de plomo afuera. Así es el manual golpista.

A pesar de las sistémicas violaciones a los derechos humanos, del desprecio a las instituciones estatales y el proceder clásico de un gobierno de facto, Añez y compañía llegaron para cumplir con la primera fase de un proyecto que busca dejar a las grandes mayorías de Bolivia empobrecidas, sin derechos sociales ni económicos para, paulatinamente, regalar las riquezas naturales a las grandes empresas de capitales estadounidenses y europeos.

Para lograrlo, conjeturan, es necesario sacar de escena a Evo. Con Evo, el plan se desmorona. Porque el referente máximo del MAS mantiene un índice de popularidad alto, reorganiza la militancia, opone un liderazgo que la oligarquía y la derecha golpista boliviana temen. Es mucho.

La estrategia del MAS, de por sí arriesgada, deja abierto el escenario y genera debates. Se puede leer como una legitimación al golpe de Estado que le brinde una salida correcta y ordenada a la banda de autoproclamados, fanáticos religiosos y asesinos de personas indefensas. Otras interpretan que fue la única escapatoria política ”legalmente” existente para que, a mediano o largo plazo, el proceso de cambio iniciado en 2005 regrese al Palacio del Quemado.

Por lo pronto, el golpismo supone que se fortalece. La proscripción de Evo augura una victoria segura en las elecciones de mayo del año que viene, ya sea con Carlos Mesa como candidato, o con cualquier otro que se ajuste a los intereses del gobierno de facto.

Evo lo sabe y desde el exterior (México o Argentina) buscará alinear sus fichas. El ejemplo brasileño, con Lula preso y un candidato de apuro, fue una apuesta que con el hecho consumado, lejos estuvo de salir bien y es un dato que el presidente legítimo de Bolivia deberá evaluar.

El sendero a seguir es complejo y cualquier opción elegida tendrá que ser sostenida con una amplia movilización, para ahogar al golpismo disfrazado de demócrata. Mientras tanto el líder boliviano planificará el mejor momento para su regreso.

La batalla es larga, bien lo muestra la historia política de Bolivia. Por eso, Evo, tarde o temprano, volverá. Cuando las circunstancias lo exijan, o cuando se le “canten las pelotas”.

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