Arriba: Contratista de la CIA Eugene Hassenfuss capturado en 1986 en El Tule, Río San Juan. Abajo: Agente de campo Carl David Goette-Luciak en Masaya, 2018. |
Por Manuel S-Espinoza J.
Ahora quieren usar esas elecciones como una muestra que se le puede ganar al FSLN en noviembre del 2021. De igual manera quieren demostrar un liderazgo popular anti-sandinista tal y como mintieron a finales de los 80. Todo sigue siendo una enorme mentira. Jamás hubieran derrotado al FSLN si no es con el respaldo total de la Casa Blanca en una coyuntura de guerra y desgaste total que es muy diferente a la actual.
Si bien es cierto desde 1983 la Fundación Nacional para la Democracia (NED) por sus siglas en ingles venía desarrollando la nueva forma de intromisión política abierta que en cierto modo sustituyera a la que venía realizando la CIA de forma encubierta; no es sino tras la firma de los acuerdos de Paz en la ciudad de Esquipulas en Guatemala el 7 de agosto de 1987 cuando inicia a desarrollar todo un programa de desestabilización política para Nicaragua.
La causa principal es el serio revés que la administración Reagan sufre en su guerra de agresión al gobierno sandinista en lo que conocimos como el “Conflicto de Baja Intensidad”. Una forma de guerra que incluía todo tipo de acciones de guerra incluyendo la psicológica, económica, política y hasta la posibilidad de la intervención directa.
Ante la sorpresa de la Casa Blanca y producto del anhelo de paz del pueblo nicaragüense, el gobierno sandinista firma los acuerdos de Paz mejor conocidos como Esquipulas II, lo que obliga a los EE. UU y sus aliados centroamericanos a comprometerse a cumplir con una serie de acuerdos, que prácticamente le cortan el brazo de la guerra a Reagan y lo que obliga a modificar su estrategia de guerra cardinalmente en una dirección política y no militar.
Entre los acuerdos más importantes se destacaban el respeto a los Derechos Humanos, a las libertades políticas, la construcción de sociedades realmente democráticas, poner fin a las luchas armadas en el istmo, el cese al fuego inmediato por las partes en conflicto y sobre todo que las fuerzas irregulares debían de entregar las armas e integrarse al proceso político que se apresuraba en toda la región.
Con eso se le ponía fin al proyecto “Contra” de Reagan. Tal fue la desesperación de la Casa Blanca, que más bien a finales de 1987 reusándose a cumplir con los acuerdos ordenó a la contrarrevolución lanzar la Operación OLIVERO con más de cinco mil miembros de la resistencia para tomarse el Triángulo Minero en el país. La misión era toda una demostración de fuerza tanto internacional como nacional que tenía por objetivo dar a entender que los paladines de Reagan aún tenían cabida en el destino de Nicaragua y al mismo tiempo a probar un nuevo nivel de guerra con el involucramiento de una enorme fuerza militar dirigida a objetivos específicos superando la capacidad del Ejército Popular Sandinista (EPS) de poderlos detener.
Sin embargo, la situación de la “Contra” como la del mismo Reagan y sus funcionarios más fieles ya era insostenible tras las victorias obtenidas por el gobierno sandinista tanto en el campo internacional como en el nacional.
Prácticamente el FSLN había creado un sistema de defensa nacional de la Revolución Popular Sandinista (RPS) de todo el pueblo. El proyecto “Contra” estaba en las ruinas con serias sanciones de suspensión de las asignaciones de fondos por parte del Congreso norteamericano y tanto los Contras como Reagan eran mal visto nacional e internacionalmente. El apoyo mundial hacia la RPS era casi total. La derrota de los EE. UU en la Corte Internacional de Justicia por su guerra terrorista contra Nicaragua y el escándalo Irán-Contra le pusieron un sello de final infeliz al proyecto de la “Contra”, llamado por la CIA como el “proyecto Nicaragua”. Además, el juego de oposición de demócratas y republicanos estaba en su punto por las elecciones presidenciales venideras.
La prueba de todo el debilitamiento de la administración Reagan en términos militares fue la Operación “DANTO” del EPS en marzo de 1988. Esta golpeó y desmanteló a sus bases principales en territorio Nacional hasta en el territorio donde tenían su Comando Estratégico en su santuario causándole más de mil bajas. La demostración de fuerza era parte también de una nueva etapa de la derrota estratégica de la contrarrevolución. Sobre todo, para la preparación mayor a una invasión directa yanqui sin la Contra como segundo frente de ataque.
El final fue lógico pues desatendiendo la insistencia norteamericana de no asistir a Nicaragua a una reunión de pacificación del conflicto; un día después de finalizar la operación DANTO la “Contra” se sentó a negociar el primer cese al fuego en la Ciudad de Sapoa, departamento de Rivas al sur de Nicaragua. Su final había sido sellado.
Los norteamericanos estaban claros que tanto una victoria de la “Contra” o la invasión directa no resolvería el problema ya regionalizado. Si algo demostró la defensa de la revolución fue la posibilidad de extender el conflicto a nivel centroamericano. De ahí el cambio radical en su política exterior hacia Nicaragua, sobre todo en la forma de la guerra de agresión.
En esta nueva etapa y forma de intervención vienen a desempeñar un papel más relevante en la guerra de agresión hacia la RPS la triada diabólica del financiamiento abierto compuesta por la Fundación Nacional para la Democracia (NED), el Instituto Nacional Demócrata para las relaciones internacionales (NDI), el Instituto Nacional Republicano para las relaciones exteriores (NRI) todos por sus siglas en ingles.
El papel de estas sería construir una estrategia con acciones políticas, que logre el mismo objetivo que el proyecto “Contra” no logró. O sea, la continuación de la guerra en un frente amplio político. De tal manera, que es muy importante entender de aquí en adelante la metodología y estrategias empleadas por estas organizaciones políticas USA que actúan como punta de lanza de la desestabilización política y el cambio de régimen a nivel global. Lo más importante aquí es visualizar una hoja de ruta análoga de acciones, objetivos y comportamiento de estas organizaciones yanquis, así como de la oposición anti sandinista de cara a las elecciones del 2021.
Tras la firma de Esquipulas, el NDI lanzo el llamado “Programa para el Desarrollo Democrático”. Su presidente Bryan Atwood estableció, “que se disponían a unificar a la oposición y a orientar sus actividades anti sandinistas”. Cabe destacar que el NDI por ser demócrata y por estar en la oposición de una administración republicana se oponía a la estrategia de “la Contra” de Reagan (republicano) y mantuvo relaciones con la oposición nicaragüense desde el inicio de la revolución sandinista. Su propuesta era crear un centro democrático o una tercera vía que se ubicara entre los extremos de “La Contra” y el FSLN.
En octubre de 1987 el NDI realizó una encuesta de la cual se generó un informe interno de 16 páginas que detalló la situación en Nicaragua y a al final elaboró toda una agenda concreta para las acciones de intervención política en el país.
En el informe se detalla que en Nicaragua había un ambiente favorable que favorecía a la oposición cívica. La Economía en ruinas. La pobreza y la desesperación era evidente. El mal manejo sandinista era notable a lo largo y ancho del país. El país se bañaba en sangre a diario. La oposición política no tenía la imagen de muerte de la “Contra”. Tampoco se le acusa por el mal manejo y la situación deplorable de la economía. Había pues que UNIFICARLOS y CONSTRUIR la organización o coalición por excelencia tal como se había creado a la “Contra” con mandos y liderazgos verticales.
El cuadro disperso de la oposición se podía entender con la existencia de varios partidos en pugna, como el partido liberal, conservador y demócrata cristiano con diversas facciones en cada uno y otros como el social demócrata, el comunista y el socialista. A estos se les sumaban dos facciones de la unión centroamericana, así como otras tres organizaciones políticas en el extranjero.
En general existían dos grupos de alianzas de centro derecha y centro izquierda enfrentadas entre sí, una alianza giraba en torno a la Coordinadora Democrática Nicaragüense (de extrema derecha) y otro alrededor de los partidos social cristiano, liberales independientes, comunistas y socialistas. Ante ese cuadro de división, la estrategia era la UNIFICACION bajo un marco operacional que permitiera:
- Crear organizaciones políticas gradualmente que pudieran enfrentar al FSLN por medio de su propia fortaleza y no por medio de la confrontación con este.
- Proveer a la oposición de una definición política que fuera más allá de la vaga retórica anti sandinista.
- Acuerparlo de contenido político.
- Visitar a la oposición dentro y fuera del país.
- Informar a los países en la región para lograr el respaldo regional.
- Organizar diversos seminarios para la oposición dentro y fuera del país, que incluyeran los temas y entrenamiento en:
- Formulación de estrategias organizacionales.
- Planificación de tareas tácticas de las actividades opositoras.
- Planificación partidaria.
- Creación y organización de las circunscripciones electorales.
- Formación de alianzas y coaliciones.
- Reclutamiento de adeptos.
- Elaboración y transmisión de mensajes coherentes.
- Identificación y expansión de la base de apoyo.
- Técnicas de comunicación compatible con la cultura política del país.
En una reunión clave en Washington entre funcionarios de Departamento de Estado y la NED establecieron que se debía de trabajar con el congreso para la ampliación del programa para Nicaragua y que al mismo tiempo cooptara a los demócratas. La medida estaba dirigida a lograr el apoyo del congreso que la administración Reagan no había logrado con el proyecto “Contra” desde su inicio en 1981.
Además, aun con todo el cuadro caótico que presentaba la situación en Nicaragua, por lo menos el 60% de la población se mostraba indecisa a votar a favor de la oposición. Urgía entonces la promoción de incentivos que atraerían el voto de los indecisos. Por eso se apresuraron a unificar a los cuadros de mayor y medio nivel de estos partidos en función de unificación de acciones en conjunto y unificación del objetivo final. ¡Un papel muy importante jugó en embajador norteamericano Richard Melton, quien promovía las acciones en las calles como marchas y caravanas al estilo "Nandaime va!"
Se incentivó la campaña mediática para ir construyendo la imagen atractiva de la oposición. Esta debía de ir dirigida a todos los sectores posibles como mujeres, juventud, trabajadores y comerciantes.
La estrategia más amplia para Nicaragua incluís organizar actividades dentro del país y no fuera. Mayor permanencia de funcionarios e instituciones norteamericanas de todo tipo. Promover la mayor cantidad de visitas de extranjeros que promovieran todo tipo de operaciones de impacto psicológico en lo que hoy se conocen como operaciones de Relaciones Publicas (PR).
Como principal receptor y canalizador de los fondos se seleccionó al Grupo Financiero Delphi. Un viejo contratista de la Agencia Norteamericana de Información (USIA), la Agencia Internacional para el Desarrollo (AID) y posteriormente de la NED, que había participado en una operación de plebiscito en Chile. Este grupo tendría por objetivo “Construir a la oposición” en base a la implementación del “Programa Amplio de Coalición Nacional”.
Como el núcleo de partida seleccionaron a la Coordinadora Democrática Nacional (de extrema derecha) Para eso a través de la concesión No. 88-524-P-039-57-2 se le entregaron USD 44.000 dólares en dos partidas. A fin de cumplir los objetivos, esta organización debía de:
- Abandonar y deponer sus posiciones extremas.
- Trabajar en pro de la unificación.
- Crear la oposición cívica.
- Promover cambios en la ley electoral.
- Crear líneas de contacto con los sectores privados.
Una vez alcanzado este nivel los nuevos objetivos eran:
- Crear el apoyo internacional a la oposición nicaragüense. Sobre todo, mediática y discursiva.
- Crear un cuerpo político de líderes civiles.
- Iniciar la creación del frente político.
Este resumen de las acciones de intervención política norteamericana demuestra que ellos son los que dirigen, organizan y unifican tras bastidores a los peleles locales. “Dios los cría y el Diablo los une.” Es claro que sin su financiamiento y asesoramiento no pueden ni siquiera unirse ni muchos menos actuar. “Con la plata baila el mono”.
Aun cuando quieran desestabilizar al país de nuevo con acciones de terror para repetir el escenario de guerra como en los 80, están muy equivocados porque la situación económica y el buen manejo de la economía nicaragüense con el gobierno sandinista bajo la dirección del Comandante Daniel Ortega es muy diferente a la existente bajo la guerra de desgaste y agresión que nos impuso la administración Reagan en los 80. Ellos al final no ganaron el pueblo fue el que perdió con el neoliberalismo dantesco que instalaron por 17años.
En aquel entonces no conocíamos sus métodos y estrategias electorales. Ahora conocemos y estamos al tanto de las nuevas modalidades e instrumentos de guerra política. De sus planes y objetivos políticos y paramilitares. En aquel entonces estábamos en zafarrancho de combate en la defensa militar de la Revolución. Hoy estamos dedicados al frente de lucha político por la victoria electoral sandinista por eso no podrán triunfar en el 2021.