Stephen Sefton, Tortilla con Sal, 29 de marzo de 2020
Si bien la experiencia de cada
país frente a la pandemia de COVID-19 es diferente, algunos factores
fundamentales comunes pueden marcar la diferencia entre la catástrofe
generalizada y la estabilidad relativa. Hasta ahora, Nicaragua ha sido
uno de los países de América Latina que ha tenido más éxito en la
protección de su población contra el virus, manteniendo al mismo tiempo
una vida económica normal. Al 28 de marzo, Nicaragua tiene tres casos
confirmados y un víctima ha fallecido. Otras 14 personas están en
observación pero hasta ahora las pruebas han salido negativas.
El sistema de salud pública de Nicaragua ofrece servicios de salud gratuitos y universales basados en un modelo de salud de atención preventiva y comunitaria.
La red nacional de hospitales, centros de salud y puestos de salud
cuenta con el apoyo de una red de decenas de miles de brigadistas de
salud voluntarias. Durante la semana pasada, el personal de salud y los
brigadistas han visitado más de 1,2 millones de hogares durante una
campaña de educación y monitoreo para hacer frente a la pandemia. Dado
que el país se encuentra todavía en la primera fase de la pandemia, el
gobierno ha priorizado la prevención y la educación. Las fronteras del
territorio nacional siguen abiertas, al igual que las escuelas y las
oficinas públicas del país. No se han cancelado los eventos públicos.
Las actividades comerciales, de negocios y de viajes continúan sin
restricciones.
Desde enero, cuando la Organización
Mundial de la Salud declaró una emergencia sanitaria en relación con el
virus COVID-19, el equipo de gobierno de Nicaragua se ha coordinado
estrechamente con la Organización Panamericana de la Salud, siguiendo
los protocolos pertinentes para las diferentes fases de la pandemia.
Durante la intensa campaña de educación
destinada a prevenir la propagación del virus, las principales medidas
que el gobierno ha destacado han sido la importancia de lavarse bien las
manos durante por lo menos 20 segundos con agua y jabón y tener cuidado
al estornudar o toser para no infectar a otras personas. A los viajeros
que llegan de países en los que el virus es activo se les orienta a
auto-aíslarse durante 14 días, con seguimiento por parte del personal
sanitario para comprobar cómo están.
Otras medidas que se promueven con
frecuencia todos los días a través de la radio, la televisión, las redes
sociales, los carteles y el material impreso han sido: la limpieza de
superficies de uso constante como escritorios, teléfonos y computadoras,
superficies de trabajo y juguetes; el mantenimiento de una distancia
física de por lo menos 1,5 metros al hablar con otras personas; y,
quizás lo más importante, la presentarse a la unidad de salud más
cercana ante los signos de posibles síntomas del virus. Una vez que
comience la segunda fase de la pandemia, que requiere medidas de
contención, entonces el gobierno bien podría prohibir los eventos
públicos, cerrar escuelas, hacer cumplir el distanciamiento social,
limitar los viajes y tratar de maximizar el trabajo desde el hogar.
Asimismo, en cualquier tercera fase que implique una potencial
propagación descontrolada del virus entre la población, pueden adoptarse
medidas más extremas como la cuarentena general que ya se aplica en
países como Venezuela o Argentina.
Photo: Jairo Cajina/Canal 4
El gobierno ha preparado el sistema de
salud y el sistema de defensa civil del Sistema Nacional de Prevención
de Desastres (SINAPRED) junto con el Ejercito Nacional de Nicaragua para
esa eventualidad. A nivel regional, Nicaragua ha coordinado
estrechamente con los mecanismos del Sistema de Integración
Centroamericana (SICA) y los gobiernos miembros del sistema. El SICA ha
elaborado un plan regional de contingencia
destinado a proteger a las personas de la pandemia y a tratar a los
afectados, manteniendo al mismo tiempo la vida económica y la seguridad
regionales. Nicaragua es de los pocos países de la región que cuenta con
un laboratorio de biología molecular
aprobado por la Organización Mundial de la Salud. Su director ha dicho
que es el único laboratorio de la región que produce los agentes
reactivos para el diagnóstico serológico del dengue y fue el único
laboratorio de biología molecular de América Latina capaz de
diagnosticar con precisión los tipos de influenza en 2019.
Asimismo, Nicaragua cuenta con la única planta del sector público en Centroamérica que produce vacunas. La planta es una empresa conjunta entre el Gobierno de Nicaragua y la Federación Rusa y se está preparando para producir el medicamento antivíral cubano Interferón Alfa-2-B para su uso en el tratamiento de pacientes con el virus COVID-19. El 18 de marzo llegó al país la brigada médica cubana "Henry Reeve",
integrada por epidemiólogos, virólogos, especialistas en cuidados
intensivos y otros profesionales médicos expertos para reforzar la
respuesta de Nicaragua a la pandemia. Nicaragua también ha participado
en videoconferencias regionales facilitadas por la Asociación de Estados del Caribe, en videoconferencias con expertos de China y también se ha beneficiado de las experiencias de los expertos de Taiwán.
Por el momento, Nicaragua ha tenido éxito
en prevenir la propagación del virus. Las autoridades han preparado 19
hospitales en caso de que la pandemia comience a propagarse entre la
población general que suma a alrededor de 6.5 millones de personas. Se
ha capacitado a 37.206 trabajadores de la salud de instituciones
sanitarias públicas y privadas en medidas preventivas, en la
identificación de casos sospechosos, en la protección de los compañeros
trabajadores de la salud, en la prestación de atención médica y en el
traslado seguro de pacientes entre las unidades locales de salud, los
centros de salud y los hospitales. Asimismo, el Ministerio de Salud ha
capacitado a más de 250.000 promotores de salud comunitaria en medidas
preventivas, en la identificación temprana de pacientes con síntomas y
en la forma de asegurar la remisión de los casos sospechosos a los
diferentes puestos de salud, centros de salud y hospitales.
En Nicaragua, la economía popular
de las empresas medianas, pequeñas y microempresas de todo tipo, las y
los pequeños productores agrícolas y las cooperativas de muchas
industrias diferentes, generan el 70% del empleo en la economía
nacional. El resto lo proporciona el sector público junto con el sector
empresarial privado, incluidas las empresas de las zonas francas. Esta
estructura económica significa que la mayoría de la población
económicamente activa depende de los ingresos diarios o semanales para
poder comprar alimentos y otros artículos básicos. Así pues, para
Nicaragua, como para tantos otros países empobrecidos por siglos de
depredación de los países ricos, esto hace que sea prácticamente
imposible cerrar la economía.
Por su parte, la oposición de derecha de
Nicaragua continúa las mismas campañas de desinformación implacables que
utilizó durante su fallido violento intento de golpe de Estado en 2018,
difundiendo falsos rumores y alarmismo a través de sus medios
informativos y sociales. En ocasiones, esta propaganda alcanza niveles extremos de histeria malévola,
alegando que el gobierno está ocultando cientos de casos del virus. A
nivel internacional, los medios de comunicación occidentales venden sin
crítica alguna las opiniones de fraudes inveterados como Carlos Fernando Chamorro,
que acusan al Presidente Ortega de no hacer lo suficiente para hacer
frente a la pandemia. Los propagandistas de la oposición derechista como
Chamorro, se tambalean con locura desde acusaciones dementes de una
dictadura salvaje hasta falsas quejas de negligencia laissez faire.
En Nicaragua, como en todo el mundo, la
pandemia COVID-19 revela la eterna guerra de clases de las élites
globales contra la mayoría empobrecida. Como en el violento intento
fallido de golpe de Estado de 2018, las respuestas a la pandemia en
Nicaragua generalmente reflejan esa realidad de clase. Mientras que la
élite mayoritariamente derechista del país y sus seguidores de clase
media diluyen su ron y coca cola con lágrimas de autocompasión
narcisista, las y los trabajadores y familias rurales productores, la
buena gente imprescindible de Nicaragua vuelven a salvar la economía en
los momentos difíciles. Las hasta ahora exitosas medidas contra la
pandemia del gobierno sandinista de Nicaragua, como también de las
autoridades en Cuba y Venezuela a pesar de los bloqueos de los Estados
Unidos, confirman la superioridad práctica y moral de la revolucionaria
democracia de base sobre las fracasadas plutocracias neoliberales del
Occidente.