miércoles, 14 de julio de 2021

La Argentina de Fernández y Nicaragua

 

Presidente argentino Alberto Fernández.

SANTA FE-ARGENTINA (por Rodolfo O. Gianfelici, PrensaMare) El zig-zagueo político puede servir un tiempo, pero constituye un elemento peligroso, cuando es la muestra de la desorientación (o intento de engaño a terceros).

Desde hace semanas nuevamente el mundo asiste a una durísima ofensiva política desde EEUU contra el gobierno de Nicaragua. Maniobra a la que se agregan su controlada OEA, los medios hegemónicos en cada país americano y europeo, las cadenas informativas occidentales y las clases dirigenciales derechistas y neoliberales.

El 15 de junio en la OEA ‘condenaron’ a Nicaragua (con una resolución), aduciendo supuestas violaciones de los Derechos Humanos. Al momento de votar, los representantes de Argentina y de México, se abstuvieron.

Fue por no estar de acuerdo que se deje de lado “el principio de no intervención en asuntos internos”. Además, cuestionaron que desde el exterior se intente imponer decisiones o prejuzgar procesos electorales. Sí peticionaron información respecto a las detenciones de políticos de la oposición.

Pero pocos días más tarde (seis, más exactamente) ambos gobiernos convocaron a sus respectivos embajadores para “consulta”, argumentando que el gobierno nicaragüense pusieron en riesgo “la integridad y libertad” de opositores, precandidatos presidenciales y empresarios.

En forma inmediata a dicha convocatoria y nuevo comunicado, Argentina apoyó que la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos (la cuestionadísima chilena Michele Bachelet), ingrese a Nicaragua a inspeccionar la situación.

Manifestando ahora la “preocupación por la situación de los Derechos Humanos en Nicaragua”. Luego, ante el período de sesiones del Consejo de Derechos Humanos, en la suiza Ginebra, el representante argentino, se manifestó preocupado ante “continuas denuncias de graves violaciones de los derechos humanos…”.

Qué pasó entre la digna posición argentina tomando distancia de lo resuelto por la vergonzante OEA, y los días siguientes…? Verdaderamente es un misterio (o no tanto…).

El cambio de la posición política ha sido mayúsculo. Máxime que terminó apoyando a Bachelet, que tuvo un paso por Venezuela lamentable y cuestionadísimo; y que nada ha hecho por la defensa de los DDHH en Colombia, Honduras, Guatemala, y el mismísimo Chile.

Inclusive, en un tema mucho más cercano geográficamente para el presidente Alberto Fernández, ni él, ni su gobierno, ni la OEA, ni la ONU han hecho nada por revertir la prisión política de la argentina Milagro Sala.

Qué paso entre la digna posición argentina y su accionar en contrario días más tarde…? Verdaderamente es un misterio (o no tanto…).

Quizás habría que mirar un poco dentro de la misma Argentina y sus problemas que le dejó Mauricio Macri (presidente 2015-2019) y sus aliados -radicales, antiperonistas, coalicionistas, aristas, neoliberales, y derechistas-, para comenzar a entender el zig-zagueo.

Argentina está asfixiada económica y financieramente. Ha logrado un acuerdo con acreedores privados, pero sigue con la soga atada al cuello que pusieron Macri y el FMI. El avance del negocio narco en el país es constante, pudiéndose hablar ya de un poder dentro del Estado (provincial) en Santa Fe, estructurado bajo los 12 años de gobiernos del socialismo (pro OTAN), junto a radicales, antiperonistas, neoliberales y seudo-progres.

Argentina es un país dependiente, que trata –desde ciertos sectores del peronismo- de encontrar un camino, una vía, un sendero de independencia. El tema es que dentro del propio gobierno (y de los gobiernos provinciales peronistas), se encuentran consolidados cientos y miles de dirigentes que –diciéndose peronistas-, no tienen ninguna diferencia en su accionar con Macri, los radicales, la derecha y el neoliberalismo.

Inclusive muchos de ellos conviven con personajes de esa oposición en ‘fundaciones’ ligadas directamente a sectores del poder estadounidense.

Una de las mejores muestras de ello ha sido el ejercicio de los “controles” en pandemia. Mientras desde el gobierno nacional se dictaban normas y se pedía cuidados, distaciamiento, uso de tapabocas, y no reuniones, en provincias y localidades (administradas por el peronismo o por la oposición), se dejaba hacer todo lo contrario.

Policías provinciales caminando por las calles sin controlar el uso del tapabocas; comercios abiertos en los horarios de no-cumplimiento de lo establecido; reuniones descontroladas, con invitaciones a través de redes sociales; inspecciones municipales inexistentes… Porqué? Porque cada uno hace su juego; nadie quiere ‘pagar costo político’ con quienes votarán en meses venideros en elecciones de renovaciones de autoridades. Y porque en definitiva, aceptan el discurso negacionista y de odio de la derecha / neoliberalismo / antiperonismo.

El peronismo está desmovilizado; y es lo mejor que ha hecho para que la oposición –derrotada en 2019 en las urnas-, mantenga el poder callejero y la iniciativa política.

Lo sabe Alberto Fernández, lo saben los peronistas, y también –lógicamente- la oposición. El presidente está convencido que puede sacar al país de su estado actual a través de no confrontar, no dialogar (porque a la oposición no le interesa), no tocar intereses, y construir una relación sólida e individual (apenas con la ‘colaboración’ del actual mandatario mexicano) con el poder imperial estadounidense.

A todo ello, el titular de la Cámara de Diputados, Sergio Massa, avanza en la construcción de estrechísimos lazos con los poderes washingtonianos. Inclusive se especula con que su visita en junio de 2021 a EEUU, no fue una simple maniobra propia electoralista (para mostrarse confiable), sino la búsqueda de ‘oxígeno’ para el gobierno de Fernández, que necesita del apoyo insustituible para llegar a un acuerdo con el FMI. Pero también, algo de tranquilidad política a nivel interno.

Es así que –posiblemente- el cambio de actitud de su gobierno respecto a Nicaragua, tenga en esas necesidades, su ‘justificación’ (o no).

No debe olvidarse que Massa -estando en Washington-, reclamó que no pueden existir presos políticos en ningún país. Claro que se olvidó de la argentina Milagro Sala…

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