sábado, 25 de febrero de 2023

La lucha sigue

 


Por Xavier Díaz-Lacayo Ugarte, Visión Sandinista.

“La historia se repite”, advertía siempre -con sentencia- Aldo Díaz Lacayo en su librería, ante el asombro de su auditorio, cuando hacía referencia a sus rescates bibliográficos y testimoniales de antaño que mimetizaban hechos en las coyunturas, que ya se habían vivido una o varias veces con sorprendente similitud; con anticipación profética.

Es recurrente -y vigente- en los países de Latinoamérica y del Caribe, particularmente en Nicaragua, que el gobierno norteamericano ha financiado guerras fratricidas e invadido, teniendo como contraparte criolla a personalidades de aparentes intenciones nacionalistas pero que terminan traicionando a la patria y a sus seguidores, por anteponer sus intereses propios. Algunos queriendo representar los intereses de los norteamericanos en sus países de origen y otros trasladándose a vivir a los EEUU o sus colonias.

En nuestro País, el factor común de la traición ha sido permitir que el injerencismo norteamericano menoscabe, primero, las formas propias de manejo de los recursos de Nicaragua (y al pueblo que debe beneficiarse estos recursos) y segundo, la destrucción de la paz, la estabilidad y la seguridad para justificar el asesinato de los líderes nacionalistas.

Las trágicas experiencias nos han enseñado y hoy conocemos e identificamos la repetición de métodos de estas formas inhumanas de menoscabo a nuestra dignidad y soberanía.

Conmemorando un aniversario más del paso a la inmortalidad de uno de los más grandes del mundo, Augusto Nicolás Calderón Sandino, sus seguidores permanecemos alertas y en permanente defensa; sobre todo en el aspecto ideológico. Sandino Vive.


 

INTERESES NORTEAMERICANOS Y VENDEPATRIAS CRIOLLOS

General Augusto C. SandinoY es que nuestro hemisferio ha sufrido de ese método que nace en 1630 con la creencia en su Destino Manifiesto, aquel que “Por la Autoridad Divina o de Dios” elige a EEUU como nación destinada a expandirse de manera manifiesta y certera. Más adelante en 1823, la herejía de su aberración derivó en su Doctrina Monroe el pensamiento “América para los americanos”, con miras al continente. Invadieron México en 1846 apropiándose de más de 2.1 millones de kilómetros cuadrados (55 % del territorio mexicano de entonces).

En 1880 de conformidad con la idea de que el Caribe y Centroamérica formaban parte de la “esfera de influencia exclusiva” de los EEUU, sobretodo que “debían ejercer el control exclusivo sobre cualquier canal interoceánico que se construyese”; definen sus intereses en “la ruta del tránsito” de nuestra pequeña Patria; la que unos, grande, soñamos.

A partir de 1901 con la Política del Gran Garrote, EEUU justifica sus intervenciones a países en conflictos locales -para resolver sus asuntos internos- aprovechando el pretexto de “proteger los intereses de ciudadanos y entidades comerciales estadounidenses”, se daban potestad de restablecer el orden; primero con presión política y económica a esos gobiernos y finalmente recurriendo a la intervención armada para saquearlos. Señala el inicio del imperialismo norteamericano como potencia mundial.

EL ESPÍRITU DE ZELEDÓN EN SANDINO

Así, justificando injerencia en el País después de los “conflictos locales“ del derrocamiento de José Santos Zelaya de la presidencia, los EEUU firmaron en 1910 Los Pactos Dawson sometiendo al País a su dominio económico y político Resistiendo a los pactos, en 1912, tropas norteamericanas asisten a los vende patrias locales y asesinaron al nacionalista Benjamín Zeledón; arrastrando después su cadáver por un caballo, pretendiendo dejar en el suelo -además de su carne- la resistencia anti intervencionista. Sandino, apenas un niño campesino, observa la vejación y la incorpora a su espíritu para la eternidad.

Para mayor vergüenza, en Washington se firmaría en 1914 el Tratado Chamorro-Bryan concediendo a perpetuidad al Gobierno de EEUU los derechos exclusivos y propietarios para la construcción, operación y mantenimiento de un canal interoceánico por la vía del Río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua o por cualquier ruta sobre el territorio cuando el Gobierno de los EEUU notificare al de Nicaragua su deseo o intención de construirlo.

LA IDENTIDAD DE LAS RAZAS

Para reivindicar a su patria, Sandino empezó a conceptualizar la identidad nacional con formación cívica, moral, intelectual y espiritual; humanizando al indígena al reconstruir el modelo familiar y comunitario partir de los pueblos de origen. Ese filtro espiritual advierte las injusticias de los sistemas sociopolíticos y de los usurpadores extranjeros contra los indios, pobres y analfabetas; además de que venían a mentir, robar y matar.

Con lealtad a sus creencias de respeto a la vida, restituye también los fundamentos para humanizar al mestizo en la transformación hacia la libertad indohispana: (…) “mi mayor honra es surgir del seno de los oprimidos, que son el alma y nervio de la Raza” (…). Con esa solvencia de dignidad, Sandino transforma el rescate de la identidad de los Pueblos de América en un ideal; convirtiéndolo así en El General de Hombres y Mujeres Libres.

EL SUEÑO DE LA UNIDAD LATINOAMERICANA

Sandino cultivó una experiencia internacionalista: viajó a Honduras en 1920 y a Guatemala en 1923, trabajando en plantaciones. Después a México, conociendo de la Revolución Mexicana y relacionándose con la influencia del sindicalismo obrero contra la agresión estadounidense que perseguía el dominio de los yacimientos petroleros; también de los movimientos socialistas, el intelectualismo moderno, los anarquistas y la masonería.

Asumiéndose teósofo, Sandino practicaba introspección, reflexión y meditación (…) “me interesa sobre todo en este movimiento su aspecto espiritual” (…), “las religiones son cosa del pasado” (…),“el espíritu sobrevive, la vida no muere nunca; puede suponerse desde el principio la existencia de una gran voluntad” (…). Al redactar en 1929 su Plan de Realización del Supremo Sueño de Bolívar con el reto de promover permanentemente la unificación -constitucional- de los países de habla española mediante una Unidad Latinoamericana que comprendía la abolición de la Doctrina Monroe y la expansión de EEUU hacia Las Antillas, apoderarse de Puerto Rico e intervenir Cuba.

Exponía Sandino: (…) “no hemos intentado exponer un plan fantasioso y aventurado” (…), (…) “antes que nada, la necesidad imperativa de realizar la unánimemente ansiada Alianza Latinoamericana, a la que solo pueden oponerse teorías de un lamentable escepticismo y de escaso alcance en la política interna y exterior de nuestros Estados” (…).

DIGNIDAD NACIONAL PARA NICARAGUA

En su visión regional lamentaba cuantas veces el ejército yanqui había ocupado Nicaragua, categorizando la autodeterminación nacionalista: (…) “no dudo que somos muy pequeños para vencer a los piratas y felones yanquis, pero tampoco podrán negar estos asesinos que nuestra decisión está basada en el sagrado principio de defender nuestra soberanía” (…)

Bajo el Injerencismo Yanqui en el País se controlaban elecciones y resolvían guerras locales y conflictos entre opositores; logrando hasta alternancia política en el poder. Para un acuerdo de paz en 1927, éste se condicionó bajo la permisión perpetua de presencia de tropas en Nicaragua: Neo Colonialismo. Siendo ya representativo en la política criolla, Sandino abandonó la charada un 4 de mayo de ese año -El Día de la Dignidad Nacional se refugió en las montañas del norte, comandando a un pequeño grupo de hombres y dio inicio a la Guerra de Liberación Nacional contra la invasión militar yanqui, manifestando: (…) “Ante la Patria y ante la Historia, juro que mi espada defenderá el decoro nacional y dará redención a los oprimidos” (…).

LA PRIMER DERROTA DEL EJÉRCITO NORTEAMERICANO

Sandino derrotó al invasor en 1933. Es la primera y única guerra en territorio de nuestra América contra el ejército norteamericano, estableciendo conciencia plena hacia el mundo, que es posible enfrentarse al imperialismo -incluso con las armas- y vencerlo.

Sandino refería “…el vínculo de nacionalidad me da derecho a asumir la responsabilidad de mis actos en las cuestiones de Nicaragua y por ende de la América Central y de todo el Continente de nuestra habla, sin importarme que los pesimistas y cobardes me den el título que en su calidad de eunucos más les acomode… mi ideal campea en un amplio horizonte de internacionalismo, en el derecho de ser libre y de exigir justicia, aunque para alcanzar ese estado sea necesario derramar la propia sangre y la ajena…”.

Aún como vencedor fue tal su decoro por el nacionalismo que previo a su firma por la paz, solicitó al Congreso Nacional (…) “extraer de los archivos nacionales e incendiar todos los documentos en que califique de bandolerismo la actitud patriótica de nuestro ejército” (…) Sostenía que (…) “el pueblo nicaragüense no reconoce como gobiernos constitucionales a los surgidos tras el apoyo de las bayonetas yanquis” (…). Él era respetuoso al compromiso.

Así, su prestigio político se convirtió en una grave amenaza para los vendepatrias del país, además de una afrenta al orgullo del gobierno norteamericano. Se confabuló su traición y muerte; permitiéndola él mismo con la conciencia que los conceptos de su espíritu trascenderían en semilla para los que le leemos y estudiamos; en nacionalismo y anti imperialismo como fortaleza de identidad en defensa de la soberanía patria y regional.

LA NOCHE DEL 21 DE FEBRERO: “YA LOS ESTÁN MATANDO”

Hay muchas versiones de los sucesos de la noche del 21 de febrero de 1934, cuando Sandino, en compañía de su padre, don Gregorio, Sofonías Salvatierra, Francisco Estrada y Juan Pablo Umanzor, acudían a una cena en La Loma de Tiscapa invitados por el entonces presidente Juan Bautista Sacasa -títere yanke- a su vez tío político de Anastasio Somoza García -sicario yanke- jefe de la extinta Guardia Nacional. Se ha reproducido en la memoria histórica y en la transmisión popular, que a la salida de dicho evento, el vehículo en el que viajaban fue detenido frente a lo que entonces era cuartel y cárcel El Hormiguero.

Mientras -según la mayoría de las versiones- fueron ingresadas en esa prisión don Gregorio y don Sofonías; a Sandino y sus generales los condujeron a un predio baldío conocido como La Calavera. A las once de la noche, delante de una fosa preparada previamente abierta, el batallón que custodiaba a los prisioneros abrió fuego, asesinando a los tres. Según testimonio de Salvatierra, al oír los disparos, don Gregorio Sandino dijo: “Ya los están matando. Siempre será verdad que el que se mete a redentor, muere crucificado”.

Según Aldo Díaz Lacayo: “se presume que le cortaron las manos y la cabeza para enviarlas a Washington a la usanza mercenaria. No se sabe dónde está su cuerpo, jamás fue encontrado, desde entonces Sandino está en el corazón de los nicaragüenses”.

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