Por Gilberto Ríos Munguía (*)
elpulso.hn
Trump ha lanzado este martes de 23 de julio una nueva amenaza contra la Revolución Bolivariana de Venezuela, según las declaraciones de Mauricio Claver-Carone, encargado en la Casa Blanca de la oficina para América Latina, el Presidente Constitucional Nicolás Maduro Moros, debe “salir del poder y enfrentar la justicia internacional o estar preparado para nuevas sanciones económicas”. La continuación de esta retórica intervencionista comienza a reavivarse a dieciséis meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y es en ese ambiente que vuelven a nacer los temas de campaña que le garantizaron el primer triunfo electoral al mandatario norteamericano.
Se cumplen también seis meses de la autoproclamación como Presidente Encargado de Venezuela de Juan Guaidó, que desató una bochornosa campaña internacional del imperialismo norteamericano y sus lacayos, promoviendo el aislamiento y la condena contra la República Bolivariana que incluyó amenazas de invasión militar, desalojo de sedes diplomáticas, escaramuzas en la frontera colombo – venezolana y un gran número de declaraciones desafortunadas de presidentes de derecha que manifestaron su esencia reaccionaria, desconociendo o rechazando todos los mecanismos previstos por el Derecho Internacional, especialmente el referido al Derecho a la Autodeterminación de los Pueblo.
Claver-Carone, ha mencionado la participación del Grupo de Lima en esta nueva ofensiva que desarrollarán contra el proceso revolucionario venezolano (y continental), manifestando que también se inspiran en el informe de Michelle Bachelet, que denuncia al Gobierno de Venezuela como violador de Derechos Humanos, en la misma línea de la oposición interna que es financiada por Washington. Es importante mencionar dos cosas en este punto; la primera es que el escandaloso informe de Bachelet se inserta claramente en la estrategia imperialista de ataque a Venezuela, omitiendo las acciones violentas, terroristas, asesinas y anti populares que causaron decenas de muertos en la población civil de ese país y también de sus fuerzas de seguridad por parte de esa oposición; lo segundo es que el Grupo de Lima que está integrado por Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Guatemala, Honduras, México, Panamá, Paraguay, Perú, Guyana y Santa Lucía, no son precisamente países que representen la democracia y el respeto a los Derechos Humanos de sus pueblos, todo lo contrario, son en su mayoría destacados gobiernos o regímenes neoliberales con una cruenta historia reciente de persecución a la oposición política y social, asesinatos y presos políticos, índices de desarrollo precarios y desigualdad, entre otros. En el caso de Canadá, los intereses son los de sus empresas extractivistas diseminadas por toda la región y su acostumbrado acompañamiento lacayo a la política exterior del imperio.
La política interior de los Estados Unidos siempre ha usado el mapamundi para resolver sus diferencias o lograr algún tipo de equilibrio, es probable que estas declaraciones de la Casa Blanca intenten captar ese voto que es movido por el Complejo Militar Industrial, en el deseo de una guerra contra Venezuela, Irán o alguna latitud en el continente asiático, o por los capitales petroleros que ya en décadas anteriores provocaron la invasión de Irak y Libia con esos propósitos. Aunque se debe tomar en cuenta el record alcanzado por Trump durante casi tres años ya, en que no ha procedido a una nueva invasión militar o guerra abierta con otros países.
Esa misma retórica belicista que genera simpatía en sectores muy poderosos de los Estados Unidos, se combina este mes con los mensajes misóginos, racistas y discriminatorios contra un grupo de mujeres congresistas norteamericanas por parte de Trump, que fue condenado enérgicamente por “legitimar e incrementar el miedo y el odio hacia nuevos estadounidenses y hacia la gente de color” según dice el texto condenatorio aprobado por ese poder del Estado. No obstante, ese tipo de expresiones tuvieron un importante efecto en la primera elección de Trump y también están relacionadas con el crecimiento electoral en apoyo a gobiernos de ultra derecha en Europa.
Estas nuevas amenazas también se producen en la semana que concluye en la ciudad de Caracas la Cumbre del Movimiento de Países No Alineados (más de 100 países), que han dado su importante respaldo al proceso venezolano y que ha manifestado su rechazo a las agresiones imperialistas y a prácticas coloniales, neocoloniales y racistas, promoviendo un orden de relacionamiento mundial que considere la nueva realidad pluripolar y multicéntrica. También esta semana comienza en esa misma ciudad el importante encuentro anual del Foro de Sao Paulo que reúne a la mayoría de las fuerzas políticas de izquierda de América Latina y el mundo.
La Revolución Bolivariana defiende su proceso aumentando su nivel de relacionamiento con el mundo, estrechando vínculos con todas las fuerzas opuestas al totalitarismo imperialista, logrando con esto el fortalecimiento de su soberanía y el aumento de su margen de acción en el globo, curiosamente logrando a la vez el aislamiento de EEUU en su locura y decadencia.
(*)Dirigente del Partido Libertad y Refundación.
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