lunes, 29 de abril de 2019

Golpismo desesperado


Por Jorge Capelán

Los golpistas están desesperados porque la realidad no les obedece. El país sigue avanzando en medio de las dificultades y eso no lo pueden tolerar. Por ejemplo, el jueves pasado, Ministro de Energía y Minas, Salvador Mansell, anunciaba que la cobertura eléctrica a nivel nacional ha logrado llegar al 95.9% y se mantiene la meta de llegar al 99% en 2021. 


Ese miércoles, la compañera vicepresidenta Rosario Murillo informaba sobre el avance del programa de viviendas Bismarck Martínez que contempla la entrega de 10,000 lotes de terrenos en todo el país. Los pobladores de Río Blanco, San Miguelito, San Carlos, Jinotepe, Santa Rosa del Peñón, Nagarote y Telica fueron los beneficiados esta semana.

(Entrega de lotes del programa Bismarck Martínez en Jinotepe. Foto: Manuel Aguilar)

(Séptima y última vuelta de oración por la paz en Nicaragua) 
Toda la semana del 20 al 26 de abril, miles de evangélicos en la Plaza de la Fe de Managua elevaron sus plegarias pidiendo la paz para Nicaragua y participaron en diversas actividades relacionadas con el XVI aniversario de la Iglesia Ríos de Agua Viva y 26 de Radio Maranatha. El pastor argentino Dante Gebel dijo que Dios "tiene muchos planes especiales para nuestro país que camina bendecido".




El viernes en la OEA, a pesar de la gran alharaca de los medios golpistas, no pasó NADA. "Se cierra la sesión y quedamos pendientes de una nueva convocatoria en el futuro", fueron más o menos las palabras del embajador estadounidense que presidía la sesión. El vicecanciller nicaragüense Valdrack Jaentschke hizo un repaso de lo avanzado hasta el momento en las negociaciones de paz y reiteró la voluntad del Gobierno de Reconciliación y Unidad Nacional de hacer realidad el llamado del Papa Francisco a "encontrar lo antes posible una solución pacífica y negociada en beneficio de todos los nicaragüenses".

Por su parte, "los otros" volvieron a no ir a las negociaciones del INCAE, pero ahí están sus firmas sobre los papeles, y ahí están también el nuncio papal Sommertag y Rosadilla, el enviado de la OEA, como testigos de lo acordado.







Esos son solo algunos detalles, algunas instantáneas, de lo que viene sucediendo semana a semana en este país. El amor se impone sobre el odio, que queda cada vez más aislado. El diario La Prensa no halla qué hacer.

Se desespera con la OEA porque no "actúa" contra Nicaragua. Le llama "loquita" al diputado Wilfredo Navarro, miembro de la mesa de negociación en representación del Gobierno, porque con sus certeros dardos día a día desnuda la hipocresía y la inconsecuencia de la oposición. Al mejor estilo del Estado Islámico, La Prensa trata de atribuir para el golpismo la actividad criminal de dos delincuentes abatidos por la Policía Nacional y en su editorial la arremete contra las supuestas "confiscaciones" a los golpistas. 


"La confiscación o apropiación indebida de la propiedad ajena, por parte del Estado, es una vieja maña política sandinista", escribe el medio golpista, y pasa de largo el hecho de que la confiscación y el embargo de bienes por el Estado son parte fundamental del ordenamiento jurídico de los mismísimos Estados Unidos, que incluso en la década de los 1860s llegó a instituir las famosas "Confiscation Acts", una serie de leyes que aprobaban la confiscación de propiedades usadas para "propósitos insurreccionales" y en general las propiedades de todas aquellas personas involucradas en actos de rebelión (como los que cometieron los golpistas aquí).

Lo cierto es que la realidad se impone dentro y fuera del país. Una cosa son las declaraciones del consejero de seguridad nacional de Trump, John Bolton, y todo su lenguaje de sanciones y confrontaciones, y otra bastante diferente la situación sobre el terreno aquí en Centroamérica. Una cosa es querer (y estamos claros de que voluntad no les falta a ciertos personajes en Washington) y otra un poco distinta es poder. Lo cierto es que los Estados Unidos no tienen una política coherente hacia Centroamérica y la desestabilización de Nicaragua es algo que nadie desea. Por eso los golpistas están como locos: Saben que al caballo insurreccional ya le reventaron la espina dorsal y saben también que la tienen muy difícil para montarse al caballo político por su falta de credibilidad.

Hace poco un gringo que sabe de esas cosas, el ex-embajador de Estados Unidos en Panamá, John Freely, que renunció a su cargo por desavenencias con Trump, le dijo a los opinadores golpistas Jaime Arellano, Luis Galeano y Aníbal Toruño la verdad: No esperen que vayamos a invadir Nicaragua por ustedes.


Versión abreviada de la pregunta de Jaime Arellano: ¿Qué va a pasar con los Estados Unidos y nosotros una vez que ya no estén en el mapa congresistas como Ileana Ros, Marco Rubio y otros? ¿Cuánto tiempo más vamos a esperar para que los Estados Undios apreten más el acelerador (¡SIC!)?

Respuesta del ex embajador Freely:
...lo que te voy a decir, Jaime, no te va a gustar. Pero te voy a hablar con sinceridad y con honestidad - también a los que nos están mirando. Los nicaragüenses tienen que querer su propia democracia más que los americanos. Los Estados Unidos no pueden "hacer" o "entregarles" a los nicaragüenses su democracia, ni a punta de pistola o con la fuerza, ni con sanciones. Esas son herramientas que podemos implementar para mostrar nuestra solidaridad, pero al fin y al cabo, la pregunta de cuándo realmente les toca a ustedes, no a los gringos. Estamos viviendo en otro mundo que los (años) ochenta, ¿Okey?, y tenemos que ser muy sinceros: La "amenaza" a la seguridad nacional que representan Daniel Ortega y Rosario Murillo y su Estado dictatorial, en realidad es muy poca, es mínima ¿Okey? 
La verdad es que Nicaragua hoy en día es tan poco una amenaza para los EEUU como lo fue hace 40 años. Claro, eso no lo puede admintir ni siquiera un ex-embajador del imperio. La verdad también es que los Estados Unidos no saben qué hacer con Centroamérica porque en el fondo no saben cómo resolver el problema de la pérdida de su hegemonía en el mundo.

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