Stephen Sefton, Tortilla con Sal.
En los resultados de sus exámenes finales de la Universidad de la
Sorbona, la filósofa francesa Simone Weil obtuvo mejores resultados que
Simone de Beauvoir o Jean Paul Sartre. Como escritora, ella entendía
bien las diferentes variedades del fascismo e imperialismo occidental.
Así que vale la pena prestar atención a su comentario de que los
europeos estaban conmocionados por los crímenes nazis porque los nazis
les hicieron lo que los europeos le hacían a las poblaciones nativas de
sus colonias. El comentario de Weil no era noticia para la gente en el
mundo mayoritario, pero vale la pena repetirlo ahora para la gente de
Norteamérica y Europa.
La actual política exterior de EE.UU. y de la UE encarna el fascismo
en términos de su combinación del poder corporativo con el poder
estatal. La ostentosa versión contemporánea da prioridad a los
monopolios de las instituciones financieras y de los medios de
comunicación para lograr lo que las élites de EE.UU. y de la UE quieren,
sin incurrir en la destrucción masiva de guerras con resultados
globales inciertos contra antagonistas decididos y obstinados. Ese es el
significado subyacente de las sanciones y la constante guerra
psicológica contra Rusia, China, Corea del Norte y Siria y, en América
Latina, contra Cuba, Venezuela y Nicaragua.
Abundan los ejemplos de esta realidad. A principios de 2018 la oposición venezolana estaba a punto de firmar un acuerdo con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero lo abandonó en el último minuto por orden del secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson. Del mismo modo, las autoridades estadounidenses abandonaron unilateralmente el proceso de relajación de las tensiones con Cuba tras años de negociaciones y, recientemente, han intensificado las sanciones mediante la activación de medidas no usadas anteriormente de la Ley Helms-Burton.
En Colombia, la última violación del cada vez más degradado acuerdo de paz ha sido el nuevo arresto de Jesús Santrich por falsos cargos de tráfico de droga inmediatamente después de su liberación bajo la Jurisdicción Especial de Paz, la disposición judicial clave del acuerdo de paz. Este abuso del acuerdo sigue más de 120 asesinatos de combatientes desmovilizados de las FARC por parte del ejército colombiano y sus aliados paramilitares narcoterroristas. Una mala fe flagrante similar caracteriza el cínico abuso por los gobiernos de derecha del poder judicial en Argentina, Brasil y Ecuador y las fallidas maniobras desesperadas de la oposición en Bolivia contra la candidatura presidencial de Evo Morales.
Este es el contexto regional para las negociaciones políticas aquí en Nicaragua entre el gobierno Sandinista del presidente Daniel Ortega y la oposición a sueldo financiada de una u otra manera por las autoridades estadounidenses. A diferencia de los varios intentos de diálogo en Venezuela, en Nicaragua las conversaciones ni siquiera son con políticos electos. Los representantes de la oposición controlados por Estados Unidos han excluido deliberadamente de las conversaciones a los partidos políticos de derecha por que electoralmente éstos están en bancarrota. Los negociadores de la oposición son casi sin excepción individuos de organizaciones que dependen de una forma u otra del apoyo financiero de Estados Unidos.
El gobierno nicaragüense ha aceptado conversaciones con estas figuras
no representativas de la oposición en un proceso mediado por el Nuncio
Apostólico y un delegado de la Organización de los Estados Americanos.
Las discusiones han continuado formalmente desde marzo de este año, con
algunos avances en temas como la liberación condicional de los
prisioneros condenados por delitos durante el intento fallido de golpe
del año pasado, el regreso de los partidarios de la oposición que
huyeron del país el año pasado o las reformas electorales y el
fortalecimiento de las garantías constitucionales existentes. Todas
estas son concesiones importantes del gobierno.
Por su parte, la oposición se niega a comprometerse a renunciar a la
violencia futura o a hacer un llamamiento conjunto con el gobierno para
que se eliminen las sanciones económicas que perjudican a la economía
nicaragüense. Tampoco parecen dispuestos a acordar un mecanismo que
garantice la aplicación de cualquier acuerdo final que pueda alcanzarse.
En efecto, parecen pensar que la amenaza de continuar con las sanciones
o incluso de una intervención de Estados Unidos los exonera de tener
que hacer concesiones significativas.
A medida que avanzan las conversaciones, la buena fe del gobierno contrasta cada vez más con la mala fe de la oposición, tanto para la mayoría del pueblo nicaragüense como para los delegados mediadores. Como cortina de humo de su perfidia, la oposición organiza periódicamente distracciones, ya sea algún u otro teatro en los medios de comunicación o de manera todavía más cínica y siniestra con la provocación de incidentes de extrema violencia calculada. El último ejemplo de ello ha sido una serie de ataques por parte de opositores, presos por delitos durante el fallido intento de golpe del año pasado, en la penitenciaría donde están detenidos. Pero las autoridades nicaragüenses previnieron el valor propagandístico de esos ataques al invitar a la Cruz Roja a vigilar las condiciones de esos prisioneros, una medida que ha socavado las falsas acusaciones de abuso de parte de la oposición.
Dos cosas permanecen absolutamente claras en esta etapa de los
intentos fallidos de EE.UU. y la UE de derrocar al gobierno Sandinista
de Nicaragua. En primer lugar, las personas que apoyan a la oposición
nicaragüense son cómplices de los esfuerzos profundamente
antidemocráticos y antihumanitarios de los gobiernos occidentales para
forzar un cambio de régimen contra un gobierno progresista exitoso. En
segundo lugar, al igual que sus contrapartes fascistas en Venezuela y
Colombia, la oposición nicaragüense son vendepatrias traicioneros
comprometidos a servir y obedecer los intereses corporativos
extranjeros. Políticamente, no tienen nada que ofrecer en respuesta al
impecable plan nacional de desarrollo humano del gobierno Sandinista del
Presidente Ortega.
Todo indica que los delegados de la oposición están decididos a
encontrar una excusa para abandonar las conversaciones actuales o para
renegar de cualquier acuerdo eventual. Los negociadores del gobierno del
Presidente Ortega ya han hecho e implementado importantes concesiones,
pero se aferran a su exigencia de que la oposición pida el fin de las
sanciones económicas. Al final, es posible que se llegue a un acuerdo
final, pero los dueños estadounidenses y europeos de la oposición
nicaragüense nunca dejarán que la respeten. De hecho, puede que no sea
del todo cierto que la oposición de Nicaragua no tiene un plan para su
país : quieren ser los gobernantes de un infierno neoliberal como
Honduras o Haití.
"Libia: Dos pueblos, una guerra" Sello postal de la administración fascista italiana en Libia. |
Activistas de la derecha separatista de la Media Luna en Bolivia, apoyados por Occidente, en el año 2008. |
Abundan los ejemplos de esta realidad. A principios de 2018 la oposición venezolana estaba a punto de firmar un acuerdo con el gobierno del presidente Nicolás Maduro, pero lo abandonó en el último minuto por orden del secretario de Estado estadounidense Rex Tillerson. Del mismo modo, las autoridades estadounidenses abandonaron unilateralmente el proceso de relajación de las tensiones con Cuba tras años de negociaciones y, recientemente, han intensificado las sanciones mediante la activación de medidas no usadas anteriormente de la Ley Helms-Burton.
En Colombia, la última violación del cada vez más degradado acuerdo de paz ha sido el nuevo arresto de Jesús Santrich por falsos cargos de tráfico de droga inmediatamente después de su liberación bajo la Jurisdicción Especial de Paz, la disposición judicial clave del acuerdo de paz. Este abuso del acuerdo sigue más de 120 asesinatos de combatientes desmovilizados de las FARC por parte del ejército colombiano y sus aliados paramilitares narcoterroristas. Una mala fe flagrante similar caracteriza el cínico abuso por los gobiernos de derecha del poder judicial en Argentina, Brasil y Ecuador y las fallidas maniobras desesperadas de la oposición en Bolivia contra la candidatura presidencial de Evo Morales.
Este es el contexto regional para las negociaciones políticas aquí en Nicaragua entre el gobierno Sandinista del presidente Daniel Ortega y la oposición a sueldo financiada de una u otra manera por las autoridades estadounidenses. A diferencia de los varios intentos de diálogo en Venezuela, en Nicaragua las conversaciones ni siquiera son con políticos electos. Los representantes de la oposición controlados por Estados Unidos han excluido deliberadamente de las conversaciones a los partidos políticos de derecha por que electoralmente éstos están en bancarrota. Los negociadores de la oposición son casi sin excepción individuos de organizaciones que dependen de una forma u otra del apoyo financiero de Estados Unidos.
Violencia golpista en Nicaragua. |
Pequeña muestra del armamento decomisado a los golpistas. (Foto: El 19 Digital) |
A medida que avanzan las conversaciones, la buena fe del gobierno contrasta cada vez más con la mala fe de la oposición, tanto para la mayoría del pueblo nicaragüense como para los delegados mediadores. Como cortina de humo de su perfidia, la oposición organiza periódicamente distracciones, ya sea algún u otro teatro en los medios de comunicación o de manera todavía más cínica y siniestra con la provocación de incidentes de extrema violencia calculada. El último ejemplo de ello ha sido una serie de ataques por parte de opositores, presos por delitos durante el fallido intento de golpe del año pasado, en la penitenciaría donde están detenidos. Pero las autoridades nicaragüenses previnieron el valor propagandístico de esos ataques al invitar a la Cruz Roja a vigilar las condiciones de esos prisioneros, una medida que ha socavado las falsas acusaciones de abuso de parte de la oposición.
Padre Edwin Roman, en Masaya, "ayudando" a canjear sandinistas secuestrados durante el "golpe suave". |
Priemera sesión de las negociaciones, a inicios de marzo. (Foto: Barricada) |
Fuente: http://www.tortillaconsal.com/tortilla/node/6433