Resultados de la votación en la ONU el 12 de octubre de 2022. |
Por Jorge Capelán.
El 12 de octubre (fecha aciaga si las hay) de 2022 fue el día de la genuflexión planetaria de los gobiernos del Sur Global ante el ya decrépito orden imperial occidental que se cae a pedazos a 530 años de su colonización del mundo.
Me van a disculpar, pero otra vez disiento sobre Colombia. No me convence la definición de la vicepresidenta Francia Márquez con motivo del 12 de octubre. Suena bien, pero se queda corta, muy, pero muy corta. Márquez llama a "resignificar con dignidad nuestra identidad étnica y multicultural", agregando que "este no es el día de la raza, es el día de la diversidad étnica y cultural" finalizando con un llamado a "descolonizar nuestro pensamiento y nuestro accionar".
Hoy #12Oct #NadaQueCelebrar. Resignificamos con dignidad nuestra identidad pluriétnica y multicultural. Este no es el día de la raza, es el día de la diversidad étnica y cultural. El cambio es decolonizar nuestro pensamiento y nuestro accionar. #ReparaciónHistóricaYa
— Francia Márquez Mina (@FranciaMarquezM) October 12, 2022
Precisamente, de pensamiento y de accionar se trata, no de formulaciones abstractas ni de plumajes multicultis. En estos momentos en el Abya Yala -incluso en Colombia- los pueblos luchan por la tierra, por los territorios, por una agricultura y un modelo de desarrollo material, moral y espiritual que satisfagan las necesidades de la gente y de la Madre Tierra, por un Buen Vivir para todos y todas.
Definitivamente, los pueblos no están luchando para permitir que se planten las botas de los marines yanquis en la Amazonía, que fue la propuesta del presidente Gustavo Petro le hizo recientemente a la jefa del Comando Sur de los Estados Unidos.
Y tampoco están luchando por montar un pogromo universal contra los pueblos eslavos, como lo fue la votación en la ONU, el propio 12 de octubre, condenando la incorporación a Rusia de territorios que le pertenecen desde hace cientos de años y cuyas poblaciones por mayoría aplastante exigieron. Tristemente, en esa votación, el gobierno de Francia Márquez se sumó al acto ritual de genuflexión ante las presiones occidentales de tantos gobiernos del Sur Global.
En ese sentido, hay que decir que aunque el voto por el "sí" imperial representó la mayoría de los Estados de la ONU, en términos de población solo fue el del 41% de los habitantes del planeta. La gran mayoría de la población mundial, entre ella la de países como la India y la China, se negaron a apoyar semejante chantaje.
No se puede ser antirracista y apoyar al fascismo imperial de los ucronazis de Kiev, criminales herederos de Hitler. No se puede ser antirracista y apoyar a la OTAN ni implorar botas estadounidenses en la tierra sagrada del Abya Yala.